Sobre el libro de María Virginia Demattei: Nosotras

Virginia escribe sobre otras para descifrarse frente al espejo de la hoja que delinea en tinta el reflejo más absurdo pero certero de sí misma. En todas ellas se encuentra, por momentos y, es cuestión de segundos, para que el lector sienta que una voz le susurra al oído cada una de esas lecturas. No hace falta haberla conocido en profundidad o siquiera haberla cruzado para otorgarle su sonido en el imaginario de quienes recorren las letras de estas breves historias…

Porque mujeres… *

Comenzar con una respuesta a una pregunta que nadie formuló en voz alta, quizás no es la forma más políticamente correcta de abordar el prólogo de un libro; mas, no le sería fiel a su autora si este –mi texto- se ajustara a las normas que tanto me enseñó a batallar… Y es que, es la complejidad de la construcción social de las mujeres lo que mueve a Virginia a pensarnos, a investigarnos, a tratar de entendernos y compartirnos; para que cada lector intente hacer lo propio.

89 títulos median entre cada una de las protagonistas de estas páginas y tan solo el orden de un alfabeto las dispone. Nombres, apellidos, pseudónimos, hechos y regiones sirven de puntapié para envolver al lector en un mundo de relatos que se cruzan sin enunciarlo, para los cuales, solo se requiere de la habilidad lectora y –algo- de esa magia que solo se consigue al percibir con ansias.

Argentina, tango y cine. Cuba, rebelión, compañerismo. Poesía, pasión, muerte. Inglaterra, realeza, sexualidad. Siglo XX, medicina, socialismo. Amor, dolor, eternidad. Atentado, idish, justicia. Colonia, fraude, prejuicio. Canto, libertad, escuela. Música, violencia, adicciones. Florencio Varela, historia, destino… Y un sinfín de triadas más hacen única a cada página. Las transforman en iguales sin necesidad de ser hermanas ni mucho menos semejanzas. Tan distintas pero tan enramadas.

Virginia escribe sobre otras para descifrarse frente al espejo de la hoja que delinea en tinta el reflejo más absurdo pero certero de sí misma. En todas ellas se encuentran, por momentos y, es cuestión de segundos, para que el lector sienta que una voz le susurra al oído cada una de esas lecturas. No hace falta haberla conocido en profundidad o siquiera haberla cruzado para otorgarle su sonido en el imaginario de quienes recorren las letras de estas breves historias…

Y, es que ya, la voz de Virginia es la que cada uno construya con la apropiación de todas estas mujeres que, ella misma, supo imaginar en sus días y cotidianeidades porque quiso, porque pudo, porque lo necesito… porque mujeres y, “mujeres” es más que un sustantivo.

*El presente texto es uno de los prólogos que se encuentra en el libro de la editorial Dunken, cuya autora es la eterna varelense Maria Virginia Demattei.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *