“El libro físico es aún hoy el sostén de la historia universal y nacional”

Quien supo ser el director de la varelense Media N°3. Héctor Daniel De Arriba, tiene una nueva producción: “Los muertos de Plaza de Mayo: 1945-1953-1955”. En esta nota, no solo vas a conocer algunos detalles del libro sino que podrás conocer con más profundidad a un autor que escribe en solitario, se adapta a las nuevas reglas de consumo y producción literaria y, desde allí, pretende escribir partes de la historia vedada.

– Si vos no fueses vos, ¿quién dirías que es Héctor Daniel De Arriba?

– Si no fuera el que soy, diría con certeza que Héctor es un humano que busca ser un héroe como lo fue el troyano tocayo que murió delante de su ciudad y en defensa de la misma, en la guerra de Troya. Quiero brillar. Soy ambicioso, amante de lo bello, de lo equilibrado y armonioso. Soy solitario, pero dado a estar con toda la humanidad.

-¿Qué te lleva a escribir? ¿Qué te motiva a concretar un libro?

– Llegué a escribir mi primer hace 14 años, interesado en la vida de Camila O’Gorman y su relación con el cura Uladislao Gutiérrez. Por tener mucho tiempo libre –al dejar la docencia para entrar en mi jubileo- descubrí en mí la veta de investigador, que me apasionó. Investigar sobre documentos y libros antiguos me llevó a un mundo nuevo y por sugerencia de un conocido –al ver tanto material acumulado sobre Camila y Uladislao- decidí volcar la información en formato libro. Y lo sentí como un hijo, que no tengo, esa obra primeriza.

– Fuiste docente en Florencio Varela, ¿qué te queda de ello?

– Durante 25 años fui docente en Florencio Varela, desde octubre de 1980 hasta agosto de 2017. Profesor en historia y director de mi querida Escuela de Educación Media N° 3 “Aristóbulo del Valle”, de Villa Mónica Vieja. Fui exigente, estricto, ordenado, reglamentarista en mis dos roles. Busqué siempre la innovación. Me queda el grato recuerdo de mis alumnos, que son hoy seres humanos con un horizonte personal brillante. Estudiar y estudiar fue mi lema. Tengo la satisfacción del deber y esfuerzo cumplidos. Tengo el cariño de mis exalumnos y de sus padres. Y el honor de una trayectoria impecable.

– ¿Sentís que aún sigue siendo el texto el principal lenguaje para contar una historia?

– El libro físico es aún hoy el sostén de la historia universal y nacional. Estoy convencido. Si bien las tecnologías modernas son necesarias, tener en las manos un libro es, para mí, un placer. Si esa obra está muy bien documentada, hay aportes inéditos, mucho mejor.

– Desde que diste a luz a tu primer libros hasta el actual, ¿qué cambios en los hábitos de creación, acceso y consumo cultural sentís que se han dado y como te han impactado?

– Todo lo on line me ha servido para acceder a la historia investigada- sobre todo en el período de pandemia- y a su vez las redes permiten el acceso a un mayor público. Aunque, hay que tener cuidado porque todo lo de internet no es veraz. Sigo defendiendo la investigación prolija, honesta intelectualmente, profunda para concretar un libro novedoso.

– ¿Qué significa “Los Muertos de Plaza de Mayo: 1945-1953-1955” para vos y por qué crees que es un material rico en lectura para los varelenses?

-“Los muertos de Plaza de Mayo: 1945-1953-1955” es para mí el producto de casi cinco años de investigación con el objetivo de darle vida a los muertos de octubre de 1945, de abril de 1953 y de junio de 1955. Que dejen de ser un nombre y apellido en una placa –en el mejor de los casos- y pasen a constituirse en seres humanos cuyos proyectos familiares, laborales o estudiantiles quedaron truncos por las balas, bombas y metrallas.

Si bien Florencio Varela no tiene muertos en ninguna de esos años, la comunidad varelense merece acceder a una obra muy documentada con relatos de los recuerdos de los familiares de los muertos. Porque esos muertos son de la Nación Argentina y no de alguien en particular. Esos muertos merecen ser recordados.

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