Florencio Varela, un municipio acostumbrado a la falta de agua
La desidia histórica y sistemática que sufren los vecinos varelenses respecto a la red de agua potable los ha llevado a una suerte de naturalización del mal servicio. Es así que los damnificados en su mayoría no suelen acompañar los reclamos activos en oficinas de la empresa o cortes de arterias que sus pares han concretado, sino que se limitan a publicar su descontento en redes sociales. La pasividad ante la violación de los derechos de los consumidores se hace extensiva a los funcionarios tanto oficialistas como opositores, que no pasan de un video en redes sociales de cara a las elecciones 2023. Este “acostumbramiento” ha logrado que ya no sea “noticia” y ni los medios locales den demasiado espacio a informar de la sequía.
Durante muchos años, el pueblo luchó planteando la rescisión del contrato por los incumplimientos que había tenido Aguas Argentinas. Gracias a ello, se logró que esta empresa se vaya. Sin embargo, hoy los vecinos deben enfrentar nuevos desafíos porque si bien la actual prestadora del servicio –AySA- es una empresa que tiene mayoría estatal, existe bajo la modalidad de sociedad anónima. Que el agua sea un recurso natural y no una mercancía, no se estaría notando en los barrios varelenses.
Crisis del agua en Florencio Varela
El insuficiente abastecimiento de agua no es un tema nuevo, viene siendo tratado desde décadas pasadas. De hecho, por ejemplo, en el año enero del 2018, la Municipalidad de Florencio Varela le reclamó a la empresa Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (Aysa) que normalice «de manera inmediata» el servicio de agua potable ante los reiterados cortes.
La información oficial sobre los cortes y la baja presión es proporcional a la calidad de servicio brindado por la empresa en Florencio Varela. Es así que las gacetillas de prensa dan poca certeza de lo sucedido y los pedidos de información de la prensa no son respondidos. En la misma tonalidad, los usuarios locales consultan la web para tener más claridad sobre lo que padecen y la información que reciben se contradice contra la realidad que les muestra sequedad en las canillas.
Existe una creciente demanda por este recurso para satisfacer las necesidades humanas y comerciales en las zonas que posee tendido de agua. Esto, conlleva no solo la imposibilidad de satisfacer a la totalidad por la falta de actualización, capacidad de servicio o cuestiones técnicas que concluyen en baja presión o nulidad de agua en las canillas; sino que amenaza contra la seguridad alimentaria y la nutrición, debido a las limitaciones cada vez mayores del abastecimiento hídrico.
La emergencia climática agudiza esta situación, por lo que surgen propuestas respecto al uso sostenible del agua. “Desde AySA entregamos para consumo a la red el triple de agua de lo recomendado por la OMS por habitante y por día. Es importante que el vecino y la vecina comprendan la importancia de su cuidado. Las altas temperaturas originan grandes consumos. Además, somos electrodependientes, dependemos de la electricidad para dar agua”, remarcaba en diciembre del 2021, Malena Galmarini, titular de la empresa.
El derecho al agua
El 28 de julio del 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua.
La Asamblea admitió el derecho a tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal, entre 50 y 100 litros de agua por persona y día.
También que este recurso sea saludable, tanto para el uso personal como doméstico; es decir, libre de microorganismos, sustancias químicas y peligros radiológicos que constituyan una amenaza para la salud humana.
Asimismo, que sea aceptable: el agua ha de presentar un color, olor y sabor aceptables, culturalmente apropiados y sensibles al género, al ciclo de la vida y a las exigencias de privacidad.
De igual forma, tiene que ser físicamente accesible dentro o situados en la inmediata cercanía del hogar, de las instituciones académicas, en el lugar de trabajo o las instituciones de salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fuente de agua debe encontrarse a menos de 1000 metros del hogar y el tiempo de desplazamiento para la recogida no debería superar los 30 minutos.
Por último, debe ser asequible en cuanto a los servicios e instalaciones de acceso al agua.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sugiere que el costo del agua no debería superar el 3 % de los ingresos del hogar.