Durante dos décadas, Diego Javier Clementi abusó de su poder médico para abusar de sus pacientes. Hoy enfrenta un juicio histórico en Lomas de Zamora. M. y otras sobrevivientes denuncian la impunidad y exigen que nunca más una mujer sea abusada en un consultorio.
La joven M. salió del consultorio llorando. Estaba asustada, desesperada: tenía 20 años y era la segunda vez en su vida que asistía a una consulta ginecológica. Pasaron los años, y hace apenas tres, M. pudo denunciar el abuso que sufrió en 2003 de parte del ginecólogo Diego Javier Clementi.
En 2002, Clementi operó a la mamá de M. de un cáncer de mama. El día que su mamá quedó internada, Clementi se ofreció a hacerles a ella y a su hermana un chequeo por los antecedentes que tenían. La hermana de M. no fue. “Como yo no tenía obra social, me dijo que me hacía el favor de hacerme el estudio, pero sin registrarme, lo que demuestra también el poder que ejerció sobre nosotras porque para mí y para mi familia él era un héroe porque le había salvado la vida a mi mamá”, asegura M.
Después de muchos años de espera, el martes 14 de octubre comenzó en el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Lomas de Zamora el juicio contra Clementi, ginecólogo de Burzaco, localidad del partido de Almirante Brown, acusado de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal cometido en forma reiterada”, “abuso sexual gravemente ultrajante” y “abuso sexual simple”. Para la Justicia, la causa de M., al igual que otra de una segunda denunciante, prescribió; sin embargo, su declaración como testigo se sumará a las de otras ocho denunciantes más.
Según el pedido de elevación a juicio, el ginecólogo habría utilizado siempre la misma operatoria: se aprovechaba de sus pacientes desde un lugar de poder por ser médico y dueño de una clínica donde sigue atendiendo en la actualidad. Más de diez mujeres denunciaron ante la Justicia que sufrieron abusos, aunque se sabe de muchas más que no llegaron a esa instancia. Los hechos fueron cometidos a lo largo de dos décadas.

El peso de denunciar
La revictimización y el lento accionar de la Justicia llevaron muchas veces a M. a preguntarse por qué denunciar. Denunciar ante un sistema donde el accionar con perspectiva de género es la excepción y no la norma, te agota, te angustia y te duele. “Todos estos años fueron una tortura para mí. Muchas veces me pregunté por qué me metí en esto, aunque la respuesta es automática: porque no quiero que le pase a ninguna más. Es muy duro y la Justicia muchas veces no actúa como esperamos, así que esa parte también fue dolorosa.”
Las consecuencias de ese abuso fueron múltiples; un control ginecológico para M. se convirtió en una situación casi imposible de poder afrontar. M. cuenta otra de las secuelas del abuso: “Desde que hice la denuncia estoy en tratamiento psiquiátrico. Es una tortura. Estos últimos días me dieron otra medicación más para aguantar esto y duermo muy mal”.
El hecho que le dio valor para hablar a M. fue la denuncia pública de Thelma Fardin contra Juan Dartés. “Los 20 años de antes, es decir, mis 20 años, no son como los de las pibas de ahora que por lo menos saben que pueden decir que no; nosotras no sabíamos eso. No se hablaba del tema. Siempre supe que no había estado bien lo que pasó ahí adentro y con el pasar de los años me di cuenta que es lo que hizo.”
En 2022, M. comenzó a compartir grupos de WhatsApp con mujeres de Burzaco que se organizaban para ir a las marchas de Ni Una Menos y le pidió a una de sus compañeras que la ayudara a investigar si había alguna denuncia contra Clementi. “La pandemia no nos permitió investigar demasiado, así que otra vez lo volví a esconder, hasta que un día, por los mismos grupos, me llega un mensaje que decía: ‘Si te sentiste incómoda, o si sentiste que algo no estuvo bien en una consulta con Clementi, comunícate conmigo’. Así llegué a denunciarlo. Hay otras chicas que no las conocemos y que creemos que no se van a presentar al juicio, que han denunciado, pero que no llegaron a esta instancia. De hecho, varias en el camino quisimos tirar la toalla porque es muy desgastante.”
La operatoria del silencio
Las primeras denuncias por abuso sexual contra el ginecólogo de Burzaco se remontan a 2017 y 2018, pero en ese momento la causa fue archivada por falta de pruebas sin que se realizara una investigación exhaustiva.
En 2020 se sumó una denuncia, en 2021 una más y a finales del 2022, otras dos. Pero fue en 2023 cuando muchas víctimas se animaron a contar lo ocurrido a partir de la difusión masiva del caso, lo que aumentó aún más el número de denunciantes.

Luego se unificaron todas las acusaciones bajo una misma causa judicial, con el patrocinio legal ad honorem de los abogados Carlos Zimerman y Claudia Perugino. Hoy Clementi está procesado por 10 hechos, investigados por la Unidad Funcional de Instrucción Nº 9 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Sebastián Bisquert.
“La clínica de Clementi era famosa porque allí se realizaban abortos clandestinos antes de la ley de interrupción voluntaria del embarazo aprobada en el 2020”, cuenta la letrada Perugino. Y agrega: “Muchas de las denunciantes cuentan que los abusos se realizaron en contexto de aborto clandestino, por eso también la dificultad en denunciar, porque cuando les preguntaban a qué fueron no podían decir que se realizaron una práctica abortiva que en ese momento estaba penalizada y él también les decía que no dijeran nada. Entonces, el contexto de silencio las ponía en una situación de desventaja para la denuncia.”
Cuando Claudia tomó la causa había cinco denuncias contra Clementi que estaban archivadas; cuando lograron desarchivarlas, el hecho tomó relevancia en los medios y más sobrevivientes de abuso que habían guardado silencio durante muchos años se animaron a denunciar.
Hace años crearon el Instagram “Hasta acá, Doc. Alerta Clementi” donde dan a conocer novedades de la causa. Aunque el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires lo apartó de su cargo en el Hospital Evita de Lanús, Clementi continúa atendiendo en su clínica privada ubicada en Burzaco (Avenida Espora 3187), actualmente bajo el nombre Sur Gametos, antes conocida como Clínica de la Mujer.

Se espera que finalmente se le impida seguir atendiendo: pese a los reclamos realizados ante el Colegio de Médicos de Avellaneda, no se ha logrado su suspensión ni sanción en el ámbito privado, dado que las respuestas han favorecido al profesional hasta que la Justicia se expida.
El fin de la impunidad
Otra de las denunciantes, a quien llamaremos V. para proteger su identidad, tenía 28 años cuando llegó al consultorio de Clementi. El abuso sucedió en 2019 y logró denunciar el año pasado, después de ver el caso en los medios. “Cuesta mucho identificar que en una consulta médica estás siendo violada, no es nada sencillo, más en una consulta ginecológica donde la genitalidad está presente. Es una angustia y un dolor muy grande. Me animé a denunciar porque lo vi en la tele y me comuniqué con Claudia.”
V. al igual que el resto de las sobrevivientes de abuso, esperan que este caso siente un precedente en la Justicia y en los consultorios médicos: “La angustia y la impotencia más grande es que este tipo siga atendiendo y es un peligro porque al ginecólogo vas a muy temprana edad y las chicas están expuestas a este violador. Fueron dos años sumamente dolorosos, donde vivimos una revictimización constante; por momentos, parecería que las que estamos siendo juzgadas somos nosotras, cuando debería ser al revés, cuando la vergüenza no debería ser nuestra, el ocultamiento no debería ser nuestro, con todo el peso y el dolor que cargamos, más todo el peso del proceso judicial, es muchísimo”, asegura M.
“Esta es una oportunidad que tiene el Poder Judicial de la Provincia de dar una condena ejemplificadora y disciplinadora para este tipo de conductas. Las denunciantes están muy ansiosas, quieren ver el resultado después de tantos años de lucha; el juicio se postergó en varias oportunidades y cuanto antes termine va a ser una buena noticia desde el punto de vista de la salud mental de ellas. Ellas lo que manifiestan es que les quedó la vida interrumpida después de lo que vivieron”, advierte Claudia.
Se espera que el juicio oral permita esclarecer los hechos y constituya un paso sustantivo para la búsqueda de justicia por parte de las víctimas. M. concluye con un consenso: “Si bien somos muchas denunciantes y cada una pensará distinto en relación a lo que espera de la Justicia, en lo que todas estamos de acuerdo es que queremos que Clementi no vuelva a atender nunca más”.
:::Estefanía Santoro para Revista Citrica / Fotos: Débora Basile:::
