Las excusas de la nulidad de agua en la red de la zona de Villa Hudson ya son de no creer. Desde el desconocimiento total sobre el faltante por par de las autoridades de AySA, hasta los rumores de robos de bombas o cortes de luz para abastecer a la zona se combinan para suplir el de “las altas temperaturas y el incremento en la demanda” que cada año la prestataria usa para justificar su inoperancia durante el verano. Lamentablemente, los vecinos no han tenido suerte con el actual director de la empresa, el ingeniero, Alejo Maxit ni con las anteriores gestiones cuando el mismísimo intendente de Florencio Varela fue parte del directorio. La realidad es que, nunca, hay agua de red de calidad en la zona.
El agua es un derecho básico, pero en Florencio Varela llega a cuenta gotas o ni lo hace desde el fin de semana en Bosques, pero que mantiene su regularidad de carencia desde hace muchos años. El presidente Javier Milei, al asumir, incluyó a Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) en su lista de privatizaciones con la excusa de concluir obras de la anterior gestión y solucionar los faltantes de suministro.
La privatización del agua con este argumento encubre el intento del control del recurso hídrico. Los vecinos no pueden decidir no consumir agua y reemplazarla por otra cosa u optar por el cambio de proveedor. El agua potable es un asunto geopolítico estratégico y hoy, AySA está demostrando su improductiva gestión de cara a los usuarios de muchos barrios, entre ellos Villa Hudson -histórico sector de Bosques con prácticamente nada de servicio a lo largo de los años-.
Según la ONU, alrededor de una de cada cuatro personas carecería de una fuente de agua potable gestionada de forma segura en su hogar y casi la mitad de la población mundial no tendría acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura.
El agua es también poder pues no se puede prescindir de ella, no se puede elegir no consumirla, por eso el control sobre las fuentes de agua potable es un asunto geopolítico estratégico. Las Naciones Unidas profetizan que para el 2025 la demanda de agua potable será el 56% más que el suministro de la misma.
La privatización del agua en Argentina -con el argumento de mejorar el servicio- habría encubierto el intento del control del recurso hídrico. De lo contrario, no sé explicaría cómo Obras Sanitarias -siendo una empresa sin pérdidas e incluso con superávit- frente a las presiones del Banco Mundial fuese pasada a manos privadas donde el consorcio ganador prometió bajar las tarifas y emprender un plan de mejoras que treinta años después, los vecinos aún no habrían visto.
«AySA era Aguas Argentinas, era privada y funcionaba muy bien […] Todo lo que hace el sector público lo hace mal», afirmó durante el verano el presidente libertario pecando de generalizar los hechos históricos pues las privatizadas en Florencio Varela jamás funcionaron como correspondía.
En los ’90, con el menemismo, los varelenses conocieron la gestión de cloacas y aguas por parte de la empresa de capitales franceses Azurix. Esto se tradujo en tarifas elevadas, un par de obras y la pobre calidad del agua para consumo humano en los barrios populares.
Luego, los vecinos padecieron un servicio estatal por parte de ABSA (Aguas Bonaerenses). Fue tan mala la prestación que las gacetillas de prensa del gobierno local de turno solía informar de cortes, suspensiones y reuniones de funcionarios de la Secretaría de Gobierno con representantes de la empresa para transmitir “las quejas e inquietudes vecinales, en virtud de la calidad de la prestación y cuadro tarifario”.
Ya con el macrismo, AYSA (Aguas y Saneamientos Argentinos) llegó al municipio realizando algunas mejoras en la red existente y ampliando parte de ella en una región donde la población crecía a pasos agigantados y las obras quedaban más que chicas. Para febrero del 2020, la presidenta de AySA, Malena Galmarini, sumaba al directorio de la cartera al jefe comunal de Florencio Varela, Andrés Watson. “Puedo desempeñar las dos funciones simultáneamente. Son compatibles”, aclaraba por entonces quien fuese en las pasadas elecciones reelecto y agregaba “Voy a repartir mi tiempo con responsabilidad y compromiso. Es un honor, un desafío, este nuevo cargo”…
“Es en la industria del agua donde parecen ser mayores los peligros de la privatización, ya que existe una combinación de preocupaciones acerca del ambiente, el monopolio natural y la inversión en infraestructura. Aunque haya cierto margen para la subcontratación de algunas operaciones (por ejemplo, el tratamiento de drenajes y el mantenimiento de las tuberías), en general habrá escasa ganancia de la privatización de la industria del agua, y grandes problemas acechan si se sigue adelante en esa tarea”, Vickers, J. y Yarrow, J.; “Un análisis económico de la privatización”. Fondo de Cultura Económica, México, 1991.
Al día de la fecha, con temperaturas que promedian los 10° en los últimos días, el agua de red no existe en Villa Hudson y los vecinos se vuelven a preguntar si habrá que llamar a los medios de comunicación como lo hicieron en el verano para que alguien les de alguna solución.