viernes, noviembre 21

«Antes de hablar, hay que conocer el territorio»: la intervención que incomodó y abrió un debate sobre el 25N en Florencio Varela

En la última sesión del Honorable Concejo Deliberante, una integrante de la Mesa Local de Género y Diversidad —espacio comunitario, territorial e interdisciplinario— expuso con crudeza el trabajo que sostienen a diario. Sus palabras, cargadas de experiencia en acompañamiento a mujeres y adolescentes, reavivaron la discusión sobre la responsabilidad del Estado en materia de violencias de género, conforme a las leyes 26.485 y 27.499, y sobre la ausencia de una Secretaría de Género en el municipio.

La sesión del Concejo Deliberante en la que se otorgó reconocimiento a la Jornada por el 25N —a realizarse el 26 de noviembre en Monteagudo y Sallares— tuvo un momento central cuando una de las vecinas integrantes de la Mesa Local de Género y Diversidad tomó la palabra.

Su intervención comenzó con una afirmación que condensó años de militancia territorial:
“Yo suelo no utilizar la palabra ‘buenos días’ o ‘buenas tardes’ porque cada vez que agarro el teléfono me llama una mujer por una situación. Se dice: ‘Hola, ¿qué necesitás?’”, expresó con voz quebrada.

A partir de allí, describió en primera persona el trabajo cotidiano que realizan acompañando situaciones de violencia que afectan a mujeres, adolescentes y también varones, articulando con organismos judiciales y sosteniendo procesos urgentes y emocionalmente complejos.


Un trabajo que nace del barrio y del compromiso cotidiano

La vecina remarcó que su participación no responde a cargos ni aspiraciones institucionales:
“Yo no recibo ni quiero tampoco que me den un cargo. Lo hago porque soy mujer, porque soy mamá, porque trabajo y porque mi barrio me necesita.”

También subrayó su independencia política:
“Sí, yo no pertenezco a ningún partido.”

Y reivindicó la trayectoria de la Mesa Local:
“La Mesa Local no es cualquier cosa. Hay muchas mujeres, muchas organizaciones. Primero hay que informarse qué es la Mesa Local de Florencio Varela antes de hablar.”

Este punto adquiere especial relevancia en un distrito donde no existe una Secretaría de Género o de la Mujer, lo que implica la ausencia de un área con jerarquía institucional propia, presupuesto asignado y diseño específico de políticas integrales, a pesar de las obligaciones establecidas por:

  • Ley 26.485, que obliga al Estado a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
  • Ley 27.499 (Ley Micaela), que exige formación obligatoria en género para quienes se desempeñan en la función pública.

“Es como faltarle el respeto a una mujer que está atravesando una situación muy difícil”

La vecina explicó que algunas expresiones vertidas en el recinto le resultaron dolorosas en un contexto donde —según describió— los acompañamientos se realizan en situaciones críticas y urgentes.

“Me dolió muchísimo porque me puse en la posición de esa mujer, de esa mamá. Yo ando en el territorio, estoy con el teléfono acompañando cada situación. Escuchar ciertas palabras es como agraviar a alguien que está pasando por un momento muy difícil.”

También destacó la articulación que mantienen con el Juzgado de Garantías N.º 6, al que definió como un acompañamiento clave para evacuar dudas y orientar procesos.


Territorio, humanidad y el límite del cuerpo

La oradora cerró su intervención con una definición que sintetizó el espíritu del espacio:
“En la Mesa lo que hay es humanidad. No miramos los cargos. Buscamos una solución para esa mujer, para ese adolescente. Con mis compañeras vamos a seguir luchando hasta donde nuestro cuerpo diga.”

Su testimonio expuso con claridad la brecha existente entre las obligaciones legales del Estado y el trabajo que, en los hechos, sostienen las redes territoriales en Florencio Varela.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *