sábado, diciembre 27

Verano tras verano sin agua: reclamos que se repiten, respuestas que no alcanzan y un derecho básico que sigue siendo violado en Florencio Varela

Mientras el calor vuelve a exponer la fragilidad del sistema, vecinas y vecinos de múltiples barrios de Florencio Varela denuncian cortes, baja presión y falta total de agua potable. Intimaciones oficiales, pedidos de información y promesas de ampliación conviven con una experiencia cotidiana que, año tras año, sigue marcada por la escasez de un servicio esencial.

El problema del agua en Florencio Varela tiene antecedentes recientes documentados. En enero de 2025, el intendente Andrés Watson intimó formalmente a Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) para que diera respuesta a los reiterados cortes y a la baja presión del servicio en distintos barrios del distrito. La intimación se produjo luego de una acumulación de reclamos vecinales y pedidos municipales por soluciones estructurales.

Previamente, el 1 de octubre de 2024, El Vespertino presentó un pedido formal de acceso a la información pública ante el Ente Regulador de Agua y Saneamiento (ERAS) para conocer el estado del servicio, las obras proyectadas y los motivos de los cortes reiterados en Florencio Varela. La respuesta del organismo fue emitida en diciembre de 2024, casi tres meses después, y describió el funcionamiento del sistema y las líneas generales de intervención previstas, sin que ello se haya traducido —según los testimonios actuales— en mejoras concretas en los barrios más afectados.

En cuanto al vínculo institucional entre el municipio y la empresa prestataria, corresponde precisar que Andrés Watson fue nombrado integrante de la comisión directiva de AySA en enero de 2020, durante la presidencia de Malena Galmarini. Al momento de asumir ese cargo, el mandatario comunal expresó:

Es un honor formar parte de una de las proveedoras más grandes de agua. Como recurso imprescindible, debemos ampliar las redes y reforzar la infraestructura para que todas y todos puedan utilizar el servicio”.

En esa misma oportunidad, Watson destacó la importancia estratégica de la empresa al señalar que AySA cumple un rol “clave en el desarrollo de la política sanitaria, con relación directa en el servicio de agua y cloacas, por ende, en la calidad de vida de los vecinos”.


Canillas secas, reclamos infinitos y veranos previsibles: la vida cotidiana sin agua en los barrios

Con la llegada de las altas temperaturas, los reclamos por la falta de agua potable volvieron a multiplicarse en Florencio Varela. Desde barrios como Villa Hudson, El Rocío, San Jorge, Mayol, Bosques, San Luis, Los Pilares y el centro del distrito, vecinas y vecinos describen una situación que, según sus testimonios, se repite año tras año: canillas secas, presión mínima o cortes prolongados, incluso durante varios días consecutivos.

Llega el calor y ya sabemos lo que vivimos en Villa Hudson, que empieza la época que no hay agua y AySA ninguna respuesta”, expresó Claudia, vecina de esa localidad. En el mismo sentido, Jorge Vega señaló: “Esto se repite año tras años en Varela, apenas calienta el sol y automáticamente sin agua”.

Otros testimonios dan cuenta de la duración del problema. Candelaria, del barrio El Rocío, afirmó: “3 semanas barrio El Rocío!!! Es imposible hacer reclamo y dicen que no hay ningún inconveniente”. Yanina agregó: “Hola barrio Rocío 96 hs sin agua, una vergüenza no sé para qué pagamos AySA si no tenemos servicio”.

En Bosques, Teresa Gómez relató: “Hace 15 años que me vine a vivir a Bosques y no tengo agua”. Una experiencia similar describió Alfredo Juárez: “Varela siempre igual, nada cambia, nada de asfaltos en calles que figuran asfaltadas, sin agua, sin cloacas. Espero que algún día cambie y no nos sigan vendiendo humo”.

Las quejas no se limitan a la falta de suministro, sino también al impacto económico que genera. “Empieza el calor y no tenemos agua, todos los veranos lo mismo, pero las boletas llegan todos los meses en tiempo y forma”, sostuvo Ximena Di Palma. Irene Carol Szymsa, vecina del centro, agregó: “En el centro no hay agua, poca presión, se quema la bomba que vos te compraste. No sé para qué pagamos. Yo discutí con AySA y le dije ‘comprame la bomba’. Me dijo ‘haga una cisterna’. No, yo pago para tener agua”.

En el barrio San Jorge, la situación es descripta como crítica. Susana Godoy afirmó: “Todos los años lo mismo. Cortan definitivamente. Por lo menos en invierno tenemos un poco de noche, pero actualmente cero, ni una gota”. En otro mensaje, la misma vecina señaló: “10 días sin una gota de agua barrio San Jorge. Todos los veranos lo mismo”.

También se registran reclamos en otros puntos del distrito. Lorena Domínguez indicó: “Barrio Los Pilares sin agua y reclamos a AySA se hacen, ellos no dan respuesta”. Lety Lopreito sumó: “Y Carolina está igual, sin agua”.

Algunos comentarios expresan enojo en un tono coloquial que refleja el nivel de hartazgo social. “Varela Barrio Mayol, un hilito de agua, y muchas veces directamente ni siquiera una gota, y pago religiosamente”, escribió Susana Merele. En la misma línea, Mica Centurión reclamó: “Que el intendente deje de arreglar la misma plaza y que arregle los verdaderos problemas”.


Lo que dicen quienes viven el problema todos los días

Algunos testimonios aportan una mirada estructural del problema. Leonardo Ferreira sostuvo: “Yo creo que la problemática del agua es mucho más grave de lo que nosotros imaginamos. Vivo en Varela hace 15 años y siempre hubo problemas de agua, de luz ni que hablar, de seguridad y de planificación”.

Juan Morel señaló: “En Villa San Luis está el tanque madre de millones y millones de litros de agua”, en referencia a infraestructura existente que, según vecinos, no garantiza un acceso equitativo al servicio.

También aparecen lecturas políticas del pasado reciente. Walter Lider expresó: “La única vez que hubo presión de agua fue después que asumió Macri”, una opinión personal que no cuenta con respaldo técnico público, pero que ilustra cómo la problemática atraviesa distintas gestiones.


Agua como derecho y no como excepción: lo que deja al descubierto otra temporada sin respuestas

El acceso al agua potable es un derecho humano esencial, reconocido internacionalmente, y su falta impacta de manera directa en la salud, la higiene y las tareas de cuidado, que recaen de forma desproporcionada sobre mujeres y personas a cargo de hogares. En Florencio Varela, los testimonios reunidos muestran una crisis persistente que se agudiza con el calor y expone desigualdades territoriales históricas.

Si bien existen intimaciones formales, pedidos de información pública y respuestas institucionales, la experiencia cotidiana de las y los vecinos indica que las soluciones estructurales aún no se materializan. La repetición anual del problema refuerza la necesidad de políticas públicas sostenidas, planificación de largo plazo y transparencia sobre el estado real del sistema de agua y saneamiento.

Mientras tanto, las voces del territorio vuelven a señalar una demanda básica e irrenunciable: que el acceso al agua deje de ser una promesa estacional y se convierta, efectivamente, en un derecho garantizado para toda la comunidad.

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