viernes, junio 13

Cuando las calles varelenses marginan 

En Florencio Varela, el asfalto es algo más que una sustancia de color negro, viscosa y pegajosa. Más allá de permitir el tránsito fluido, para los vecinos representa la reducción de la brecha de la desigualdad social. Es por ello que, en Villa Argentina, sienten que están estancados, atrasados, excluidos. 

“Mi mamá vive hace más de 50 años en Villa Argentina”, comienza diciendo Valeria Gongora, preocupada por el día a día de su progenitora, quien vive al 860 de la calle 550 entre 515 y 517, y agrega: “Mi mamá tiene 70 años y no puede entrar un remis para poder llevarla a un turno médico”. 

El asfalto permite la construcción de calles, facilitando el transporte de personas y mercancías a nivel local y regional y, en pleno XXI una ciudad a 30 km de la Capital Federal del país esté sumida en el barro. 

Ante la consulta de si han realizado el reclamo al municipio y cuál fue la respuesta, la vecina comenta que “como siempre, te atienden de mala manera, tomándote el pelo”.   

La pavimentación de calles en áreas marginadas ayuda a reducir la brecha de desigualdad social y a mejorar las condiciones de vida de los barrios más vulnerables.   

“Que el municipio cumpla con su rol de venir y arreglar la calle, es su obligación ya que mi mamá paga los impuestos”, esgrime Vanesa en defensa de los derechos de su progenitora. 

El mejoramiento de las calles es una inversión social que trae beneficios a largo plazo, mejorando la calidad de vida de los vecinos, promoviendo el desarrollo económico y social, y contribuyendo a la seguridad vial.  Sin embargo, esto es algo que no todos los varelenses pueden disfrutar. 

“Mi pregunta es: ¿tenés que ser conocido o político de ellos [de los que están en el gobierno de turno] porque ahí sí vienen enseguida a arreglar?”, concluye Gongora. 

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