martes, julio 15

«Florencio Varela no es un distrito más: es una de las columnas vertebrales del peronismo en la provincia de Buenos Aires»

Los varelenses que asistan a votar en las elecciones legislativas de la provincia el domingo 7 de septiembre podrán elegir representantes de legislativo. De cara a ello, ya con los frentes acordados, El Vespertino habló en exclusiva con el presidente del Concejo Deliberante local.


Gustavo Rearte, además es -por encima de cualquier otra cosa, militante-. Por ello, su rostro es uno de los más conocidos referenciales del peronismo local. Es «el tipo» que puede caminar sin comitiva los barrios populares, villas y asentamientos, donde cientos de varelenses luchan diariamente por la supervivencia. Mas, también el funcionario que dialoga con todos los sectores -aun sin acuerdos políticos partidarios ni ideológicos- en medio de una gestión nacional que ha optado por el desmantelamiento sistemático de las políticas públicas diseñadas para abordar décadas de exclusión y marginalidad, exacerbando la precariedad y alimentando un caldo de cultivo para la desesperanza y la inseguridad; y un peronismo local eternamente ganador pero que no conforma a los vecinos.

-Desde que asumiste como presidente del Concejo Deliberante de Florencio Varela, ¿qué cambió en vos?

-Sinceramente, creo que no cambió nada. En lo personal, sigo siendo el mismo flaco de siempre: me gusta ir a la cancha, a recitales, pasar tiempo con mis amigos y mi familia.
En lo político, también sigo en el mismo lugar: al lado de mis compañeros, con la organización que me vio crecer y me trajo hasta acá, con los compañeros de la 30 de Marzo y con mi compañera Laura Ravagni. No hubo un cambio en mi esencia, sigo siendo la misma persona. Al menos, esa es la percepción que tengo de mí. Y honestamente, no veo por qué tendría que ser distinto.
Ser presidente del Concejo es una responsabilidad muy grande, claro, pero es una más de las que te da la militancia. Y como cada una que me tocó antes, la asumo con respeto, con compromiso, con los mismos valores que me inculcaron en mi casa y en la política. Valores que uno trae de cuna, y que después fortalece en la organización, en la calle, con los compañeros.
Por supuesto que no es un lugar cualquiera. Uno sabe que tiene que estar a la altura, que tiene que dar lo mejor, que tiene que cuidar el espacio político y generar confianza. Quiero que mis compañeros y compañeras del peronismo sientan que tienen a alguien que está cumpliendo, que hace las cosas bien. Pero, en el fondo, yo sigo siendo el mismo.

-¿Cuál es el suceso que más alegría te trajo en tu rol de presidente, y cuál te generó más tristeza?
Uno de los momentos que más alegría me dio fue aquella sesión tan particular que organizamos en defensa de la educación pública, la que hicimos dentro de la UNAJ. Fue la primera experiencia de ese tipo y participaron concejales de distritos vecinos. Para mí marcó un hito político: la idea de que, más allá de las diferencias, las representaciones regionales tienen que estar unidas para defender conquistas fundamentales como la universidad pública. Fue un símbolo de unidad y de compromiso colectivo que me llenó de orgullo.
Otro momento muy importante fue la celebración de los 40 años de democracia. Hicimos un trabajo enorme para convocar a todos los concejales que representaron al pueblo de Florencio Varela desde 1983 hasta hoy. Fue una jornada emotiva y significativa, donde se reconoció la historia institucional y el aporte de cada uno al crecimiento de nuestra comunidad. Sin duda, está a la misma altura que la sesión en la UNAJ.
Y después hay un tercer momento que me marcó mucho, aunque desde otro lugar. Fue la sesión especial que convocamos tras el intento de magnicidio contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En ese momento se me ocurrió convocar rápidamente una sesión especial. Lo hablé de inmediato con Andrés Watson y con Julio Pereyra, quienes me brindaron todo su apoyo y me dijeron que sí, que había que hacerlo. También me comuniqué con los presidentes de los distintos bloques del Concejo y me acompañaron sin dudar. Fue todo muy repentino: llamé a los concejales de un día para otro, y la respuesta fue inmediata, incluso con el acompañamiento de la oposición.
Ahí se expresó algo que considero esencial: el valor del diálogo, la necesidad de que la política recupere la palabra, el acuerdo mínimo que como sociedad tenemos que tener para defender la democracia, sin medias tintas.
Ese fue, sin dudas, el hecho más triste. Pero también tuvo su contracara: sentir el respaldo para llevar adelante esa convocatoria, ver que todavía hay un compromiso compartido con los valores democráticos. Fue un momento difícil, pero necesario.

-Estamos a menos de 3 meses de las elecciones legislativas en Buenos Aires. ¿Creés que este año los vecinos volverán a confiar en el proceso democrático y se podrá revertir la alta tasa de abstención que se registró en las PASO, donde 130.525 varelenses habilitados no fueron a votar y 30.823 votos fueron en blanco, con apenas el 62,73% del padrón participando?
-Vos mencionás las PASO, y está bien, pero yo te traigo el dato de la elección general: en Florencio Varela votó el 75,31% del padrón. Eso nos dice algo. Nos dice que, pese al contexto, seguimos teniendo una comunidad con compromiso democrático. Porque nosotros, desde la militancia, trabajamos para eso: para que la gente se sienta representada, para que nos acompañe en los proyectos que proponemos como herramientas de transformación. Y creo que, en lo local, ese trabajo sigue dando resultados.
Ahora bien, también hay que decirlo con todas las letras: la situación nacional es un desastre. Es un contexto lapidario para la Provincia de Buenos Aires y, por ende, para Varela. ¿Cómo no va a afectar la participación política cuando tenés un gobierno que te grita, que te desprecia, que te deja sin laburo, que te arruina la vida cotidiana? ¿Cómo le vas a pedir a alguien que vaya a votar con esperanza si no le alcanza ni para tomarse el bondi para ir a trabajar, si no puede poner un plato de comida, si no puede comprar un par de zapatillas para el pibe?
Entonces sí, aunque uno se rompa el lomo en lo local, cuando el país te aplasta, la política también se resiente. Porque lo urgente se come todo. Y es entendible. Porque cuando todo te duele, lo último que querés es creerle a alguien.
Pero también creo otra cosa. Creo que el pueblo argentino tiene una capacidad inmensa de resistencia. Somos duros, tercos, cabezones. Y cuando nos quieren arrodillar, nos paramos. Nos rebelamos ante la injusticia. Salimos a buscar nuevas utopías. Y eso sigue vivo, aunque intenten desmoralizarnos.
Nosotros, desde nuestro lugar, vamos a hacer todo lo posible para que la gente participe, para que vuelva a creer. Porque tenemos con qué: obras concretas, palabra cumplida, presencia permanente. No vendemos humo. No prometemos lo que no se puede. Vamos con la verdad, con hechos.
Y sí, sabemos contra qué peleamos: contra un gobierno nacional que ha sido un desastre sin precedentes. Porque si hubo presidentes malos, este directamente es un experimento destructivo. Nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo.
Peleamos también contra las redes sociales, contra los algoritmos que te dicen “todo da igual”, que “nada cambia”, que “no sirve votar”. Es un mensaje de resignación funcional al poder concentrado, al egoísmo, a la salida individual. Pero eso no es la realidad. La verdadera realidad está en la miseria que generan esas ideas, en el retroceso brutal que sufre nuestro pueblo cada vez que gobiernan los que odian al Estado y a la organización popular.
Nosotros vamos con otra bandera: con esperanza, con hechos, con responsabilidad. Y por eso confiamos en que la gente va a acompañar. Porque no bajamos los brazos. Porque seguimos creyendo. Porque tenemos con qué.

-¿El Frente Patria, en la provincia de Buenos Aires, es una alianza obligada para enfrentar a Milei? ¿Se hubiera dado si Cristina no hubiese sido proscripta?
-Mirá, el peronismo siempre fue frentista por naturaleza. Es, desde su origen, el movimiento de masas más importante de América Latina y uno de los más potentes del mundo. Y siempre entendió que su fuerza real está en la capacidad de construir con otros, de ser columna vertebral de un frente que abarcara a mucho sectores comprometidos con una mejor vida para la gente. Así que sí, el Frente Patria es una construcción necesaria, estratégica y legítima. Es una herramienta para frenar a Milei, para detener esta pesadilla neoliberal que está destruyendo derechos, aplastando al pueblo y vaciando el Estado. Pero también es mucho más que eso: es la posibilidad concreta de ofrecer otro país posible. Y no lo decimos de memoria, lo decimos porque lo hemos hecho cada vez que nos tocó gobernar.
¿Y si Cristina no hubiese sido proscripta? Por supuesto que el frente se hubiese construido igual. Pero con Cristina en la cancha, el frente sería todavía más fuerte, más claro, más contundente. Cristina está adentro de este frente, porque es parte vital de este proyecto. La han proscripto porque no se animan a competir con ella en una elección. La encarcelaron porque saben lo que representa: una mujer acompañada por un pueblo. Y eso les da miedo. A la derecha le da pánico Cristina candidata en la provincia de Buenos Aires. No pueden con eso. No saben cómo enfrentarlo.
Y ahí la sociedad debería encender una alarma: cuando todo el poder económico, judicial, mediático y político se alinea para silenciar a una sola mujer, que no tiene otra fuerza que el respaldo popular, algo muy grave está pasando. La proscribieron porque no pudieron vencerla políticamente. Y eso también forma parte del plan de destrucción democrática que hoy encarna Milei.
Entonces sí, el Frente Patria es un dique de contención frente a ese desastre, pero también es una plataforma para pensar la Argentina que viene, para ir a fondo en la solución de los problemas y construir nuevas utopías. Y si Cristina estuviera en la boleta, sin esa proscripción nefasta, el frente no solo existiría, sino que sería aún más potente, más nítido, más movilizador. Porque con ella, como tantas veces, el pueblo se organiza y camina.

-¿Qué rol juega Florencio Varela dentro del Frente Patria?
-Florencio Varela no es un distrito más: es una de las columnas vertebrales del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Y cuando hablamos del rol que cumple, no hablamos solo de estas elecciones, hablamos de un aporte histórico, constante y estratégico a la construcción de gobiernos peronistas en la Provincia y en la Nación.
Varela tiene caudal electoral, sí, pero también tiene algo igual o más importante: músculo político, presencia territorial, una militancia activa, organizada y comprometida. Y además cuenta con un reconocimiento real de sus dirigentes más allá de las fronteras del distrito. Eso no se improvisa, se construye con años de trabajo, de coherencia y de gestión.
Ese proceso tiene un nombre propio que es fundamental destacar: Julio Pereyra. Hoy diputado nacional, pero sobre todo conductor del peronismo local desde hace tiempo. Julio no solo ha sido el principal arquitecto del desarrollo del peronismo de Varela, sino también un dirigente que ha sabido construir poder político con raíces en el territorio y proyección nacional. Su experiencia, su visión estratégica y su compromiso militante hacen que Varela no solo sea escuchada, sino también tenida en cuenta en cada definición importante del peronismo.
El peronismo de Florencio Varela ha sido y sigue siendo protagonista en todos los niveles de la política. Ha aportado cuadros, dirigentes, ideas y, sobre todo, una base social que sostiene cada avance del movimiento popular. Por eso, su rol dentro del Frente Patria es clave: no solo para ganar una elección, sino para consolidar un proyecto político con futuro, con anclaje en el territorio y con vocación transformadora.

-Las encuestas no suelen ser del todo confiables para la mayoría de los argentinos, pero el «efecto carro ganador» sigue teniendo peso. ¿Cómo creés que impacta en el electorado que la imagen de Javier Milei se mantenga negativa por quinto mes consecutivo (49%, según Ad Hoc), y que Andrés Watson sea señalado como el segundo intendente peor valorado del GBA (38,6%, según CB Consultora)?
-No tengo dudas de que la imagen negativa de Milei va a tener un impacto fuerte en Florencio Varela. ¿Cómo no lo va a tener, si no hay una sola política pública del gobierno nacional que haya beneficiado a nuestro pueblo? Lo que hay es ajuste, abandono, soberbia y un desprecio total por los que menos tienen. Y eso se siente en cada barrio, en cada comedor, en cada changa que desaparece.
Ahora, en cuanto a lo de Andrés Watson, permitime dudar. No desconozco el trabajo técnico de la consultora, pero hablo desde lo que veo todos los días, desde el territorio. Acompañé durante estos cuatro años muchas actividades junto a Andrés, y en cada una —sin excepción— fue bien recibido. Con respeto, con cariño, con ese reconocimiento que no se compra ni se dibuja en una encuesta.
Es cierto que hay demandas, como debe ser. Cuando se gobierna con presencia real, cuando se hacen obras, cuando se responde, la gente pide más. Y eso es saludable. Pero confundir reclamos con rechazo es no entender cómo funciona una comunidad viva. La única verdad es la realidad, como decimos los peronistas, y esa realidad se va a expresar, como siempre, cuando hablen las urnas.
Además, no se trata solo de un nombre propio. Se trata del peronismo de Florencio Varela, con todo lo que representa: historia, gestión, organización, crecimiento sostenido, compromiso con los sectores populares. Se trata también del peronismo bonaerense, que sigue siendo el dique de contención frente al desastre neoliberal que vino a imponer Milei.
Así que veremos qué pasa. Yo tengo la expectativa —y más que expectativa, la convicción— de que el peronismo va a hacer una gran elección.

-En el HCD se lleva adelante regularmente «Concejales por un día» con los jóvenes estudiantes de Florencio Varela. ¿Cuál es el objetivo de esa iniciativa?
-El objetivo de Concejales por un día es múltiple y formativo. Por un lado, buscamos que los chicos conozcan el Concejo Deliberante, que entiendan qué es y para qué sirve. Que sepan que ahí, entre 24 concejales y concejalas más el intendente, se definen muchas de las decisiones que impactan directamente en su vida cotidiana. Que comprendan que la representación política es un honor y una enorme responsabilidad: ser la voz de otros, incluso de muchos que no conocemos, pero que esperan que alguien los escuche.
También queremos que entiendan cómo funciona el proceso legislativo, que muchas veces se malinterpreta o se desconoce. Y, sobre todo, que experimenten en carne propia la importancia del diálogo, del respeto por las diferencias, del consenso como herramienta para construir en comunidad. Porque si hay algo que necesitamos hoy, es recuperar ese espíritu: el de la convivencia democrática, la escucha activa, la participación real.
Y hay algo más, quizás lo más profundo: buscamos sembrar vocación. Que se animen a involucrarse, a comprometerse con su barrio, con su escuela, con su gente. Porque, en definitiva, la política —la buena política, la que vale la pena— no es otra cosa que eso: hacer por el otro. Lo que nos mueve a quienes abrazamos esta causa no es el cargo, ni el título, ni el ego. Es el amor por el otro. Y Concejales por un día tiene que ver justamente con eso: con despertar ese amor en las nuevas generaciones.

-Siguiendo con los datos de consultoras, Sentimientos Públicos publicó que en la provincia de Buenos Aires, la inseguridad se percibe sobre todo a través de robos en la calle, robos en hogares y narcotráfico. ¿Considerás que estas modalidades generan peligro en los vecinos y vecinas de Florencio Varela?
-Por supuesto. Cualquier hecho delictivo, sea un robo en la vía pública, una entradera o el narcotráfico, genera temor, zozobra y sensación de peligro en nuestra comunidad. Varela no es ajena a lo que pasa en el resto del país. La inseguridad es un flagelo real, y no lo negamos. Pero también hay que decir que frente a eso, desde el gobierno local y desde la Provincia de Buenos Aires, se están haciendo esfuerzos concretos.
Acá en Varela, hay una decisión política clara del intendente Andrés Watson de enfrentar este problema con las herramientas que tenemos, aún con enormes restricciones económicas. Se viene trabajando fuertemente en el fortalecimiento de la Guardia Comunal, en sumar efectivos de la Policía de la Provincia, en mejorar el equipamiento, la logística, la tecnología. Y todo eso se hace con recursos propios y el compromiso permanente del gobernador Axel Kicillof, en un contexto nacional de absoluto desfinanciamiento del Estado y abandono de las responsabilidades federales.
Porque no es lo mismo hablar de seguridad desde un escritorio en Capital Federal que poner el cuerpo en el territorio todos los días, como lo hacen nuestros compañeros y compañeras. Y esto también hay que decirlo: buena parte de la problemática de la inseguridad está atada a otras inseguridades, igual de graves. La inseguridad del que perdió el laburo, del que no llega a fin de mes, del que no puede pagar la SUBE para ir a trabajar, del que no tiene obra social y no sabe dónde caer si se enferma. Esa angustia también es inseguridad.
Entonces, desde nuestra mirada, la seguridad no se construye sólo con patrulleros. Se construye también con trabajo, con inclusión, con presencia del Estado. Cuando hay desocupación, exclusión y pobreza planificada desde el gobierno nacional, es lógico que crezcan el miedo y la violencia. Y eso, lamentablemente, es lo que está pasando hoy.
Así que sí, reconocemos que hay problemas, pero también decimos con claridad que estamos trabajando para resolverlos, desde una perspectiva integral. La seguridad es proteger a la comunidad en todos los aspectos de la vida. Y eso no se logra con slogans ni con represión, sino con políticas públicas, con decisión política y con amor al pueblo. Porque enfrente no hay errores, hay malicia. Y la respuesta, como siempre, va a venir desde la organización, desde el compromiso y desde el peronismo que nunca abandona a los suyos.

-Si tuvieras que enunciar tres ítems que, de lograrse, mejorarían rotundamente la calidad de vida de los varelenses, ¿cuáles serían?
-Si tengo que elegir tres, el primero —sin ninguna duda— sería recuperar la inversión del gobierno nacional. Porque lo que hizo Milei fue criminal: paralizó todas las obras que venían con fondos nacionales, muchas de ellas ya iniciadas y otras a punto de arrancar. Eso significó frenar progreso, desarrollo, empleo y mejoras concretas para nuestros vecinos. Sabemos que, con este gobierno, eso no va a suceder. Pero sigue siendo una deuda pendiente que, si se revirtiera, implicaría un cambio enorme para Varela.
El segundo punto sería retomar el camino productivo de los cuatro años virtuosos en los que se radicaron 51 industrias en nuestro distrito. Eso no fue magia, fue decisión política y planificación. Esas industrias generaron más de 8.000 puestos de trabajo genuino en el sector privado. Volver a impulsar el desarrollo industrial local, con empleo de calidad, es clave para que la gente viva mejor.
Y el tercero tiene que ver con algo que cada vez resuena más fuerte: la inversión en salud y educación, especialmente en salud mental. Lo digo no solo como dirigente, sino como alguien que en estos tres años y medio ha escuchado mucho, sobre todo en los encuentros de Concejales por un día, donde los y las jóvenes plantean con fuerza la necesidad de políticas públicas en salud mental. Es un tema que atraviesa a toda la sociedad, y que requiere respuestas urgentes y sostenidas. En eso, tanto el gobernador Kicillof como el intendente Watson están haciendo un esfuerzo enorme, pero claramente falta mucho más.

-¿Algo que quieras decirles a los vecinos y vecinas que no te haya preguntado?
Sí, claro. A los vecinos y vecinas de Florencio Varela quiero decirles que el peronismo que los representa sigue trabajando con el mismo compromiso de siempre. Y ahora, incluso más, porque lo hacemos en un contexto muy difícil, no generado por nosotros, sino por un gobierno nacional que vino a quitarnos derechos a patadas, a desmantelar lo que tanto costó construir.
Pero nosotros no nos escondemos. Conocemos el territorio, conocemos a nuestra gente, sabemos lo que hicimos y también lo que falta. Siempre damos la cara. Y eso, en estos tiempos, vale oro. Por eso el peronismo en Varela viene teniendo el acompañamiento popular que tiene desde el regreso de la democracia hasta hoy. Porque no improvisamos, no desaparecemos después de las elecciones. Estamos siempre.
Y si hay cosas que todavía no pudimos alcanzar —y sabemos que las hay, porque nos lo hacen saber—, seguimos laburando para conseguirlas. No estamos conformes ni nos dormimos en los laureles. Muy por el contrario: siempre vamos por más. Siempre queremos mejorar lo que hicimos.
Así que mi mensaje es ese: sigamos caminando juntos. Con los pies en el barro, con la cabeza en alto y con el corazón puesto en el otro. Porque ese es el camino del peronismo. El de la militancia, el de la gestión, el de la esperanza organizada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *