domingo, noviembre 2

Preservativos para vulvas: un vacío de acceso y protección en Florencio Varela

Florencio Varela tiene acceso a preservativos gratuitos, pero la ambigüedad en la entrega y la falta de productos para vulvas deja un vacío crítico. La pregunta persiste: ¿cómo nos protegemos si la ley garantiza preservativos, pero no asegura que sean adecuados para todas las prácticas sexuales y todas las personas?

En Florencio Varela, campañas municipales indican que se entregan preservativos “en todas sus formas: anal, vaginal u oral; tanto para hombres como para mujeres” en más de 50 puestos de salud. Aunque esto forma parte del Programa municipal de VIH-Sida, no hay evidencia de que todos los centros de salud garanticen el suministro de preservativos vaginales, y menos aún de un producto pensado para la vulva.

Esto deja un vacío crítico para la protección de muchas personas frente a Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y embarazos no planificados, especialmente cuando las prácticas sexuales no incluyen penetración peneana.

Diferencias clave: vagina vs vulva

Una confusión habitual es considerar que preservativo vaginal y preservativo para vulva son lo mismo. No lo son:

  • Vagina: canal interno que forma parte de los genitales internos. Es el espacio donde se coloca el preservativo vaginal, se puede menstruar, usar copa menstrual o tampón, y es el canal de parto durante el embarazo.
  • Vulva: conjunto de genitales externos: monte de pubis, labios internos y externos, orificio uretral, clítoris y glándulas lubricadoras. Durante la excitación se dilata y se agranda.

Actualmente, no existe un preservativo comercial diseñado para la vulva, lo que deja expuestas a las personas frente a prácticas sexuales como sexo oral, dedeo o frotamiento, para las cuales los preservativos convencionales no fueron pensados.

Métodos precarios y riesgos

Frente a esta falta de productos adecuados, las personas recurren a soluciones artesanales: cortar preservativos peneanos, usar guantes de látex o nitrilo, o emplear diques de goma (material odontológico). Ninguna de estas opciones ofrece la seguridad de un producto diseñado y esterilizado.

Una cuestión de género y derechos

Contar con preservativos vaginales y para vulvas es también una cuestión de justicia de género. Permite que mujeres y disidencias ejerzan control sobre su salud sexual y reproducciones, y se protejan frente a situaciones de violencia o prácticas no consensuadas, como el stealthing (retirada del preservativo sin consentimiento).

Organizaciones y referentes locales señalan que no se trata de una necesidad exclusiva de lesbianas, sino de todas las personas que practican sexo sin penetración, que actualmente quedan desprotegidas y expuestas a infecciones.

La ley garantiza preservativos, pero ¿cuáles?

El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, establecido por la Ley 25.673, asegura el acceso gratuito a métodos anticonceptivos en hospitales y centros de salud públicos. Sin embargo, la normativa nacional aclara que los preservativos gratuitos son principalmente peneanos, dejando en la incertidumbre la entrega de preservativos vaginales.

Documentos especializados en salud sexual, como Experiencias para armar, señalan que los preservativos femeninos “son difíciles de conseguir y no se entregan gratis”, lo que confirma que no forman parte de la distribución estándar a nivel nacional.

Algunas provincias avanzaron más. Río Negro garantiza el preservativo vaginal gratuito en 13 hospitales provinciales, mientras que Neuquén adquirió y distribuyó 4.000 preservativos femeninos entre 2024 y 2025. En Buenos Aires y CABA, la distribución gratuita se menciona sin especificar modalidad, dejando dudas sobre la cobertura para el preservativo vaginal o para vulvas.

Experiencia de uso y aceptabilidad

Una investigación del Área Metropolitana de Buenos Aires refleja que:

  • El 80% de quienes probaron el preservativo vaginal lo volvería a usar.
  • El 96% lo recomendaría, y el 97% reportó aceptación de sus parejas.
  • La dificultad inicial para colocarlo es alta (68%) pero disminuye con la práctica (36%), mostrando que la educación y la información son clave.

Especialistas en salud sexual subrayan que su incorporación como método gratuito y accesible permitiría prevenir ITS y VIH, controlar embarazos no planificados y promover autonomía sobre la propia sexualidad.

Los faltantes de Varela

Florencio Varela está frente a un desafío histórico: garantizar que la salud sexual deje de ser una promesa y se transforme en un derecho efectivo para todas las personas. La ciudad necesita distribución garantizada en cada centro de salud, productos diseñados para todas las prácticas sexuales, y protocolos claros de información y educación que respeten la diversidad de identidades y deseos. Solo así podrá construirse una política pública integral, que incorpore estos métodos al sistema de salud y proteja a la comunidad de infecciones, embarazos no planificados y desigualdades de género.

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