A través de un decreto, el Ejecutivo de Argentina cerró el 14 de agosto la Unidad especial de investigación de la desaparición de niños como consecuencias del accionar del terrorismo de Estado (UEI), dependiente de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y que fue el principal organismo en derivar denuncias a la Justicia. Según sus miembros, en los últimos tres años originó alrededor del 60% de los casos que ha tramitado el Poder Judicial. Muestra de que, esta decisión es un enorme error es la historia Belén Estefanía Altamiranda Taranto, la nieta número 88.
Horacio Altamiranda Horacio Altamiranda era trabajador de la fábrica Galaxia y Rosa Taranto era obrera de la fábrica Alpargatas, además, estudiaba derecho. Ambos vivían en la calle Perú y Padre Elias S/N del barrio La Carolina de Florencio Varela junto a sus pequeños hijos Cristian de 4 años y Natalia de 2 años cuando un grupo de civiles los secuestró dejando los niños a los vecinos.
Horacio y Rosa fueron vistos en el Centro Clandestino de Detención (CCD) El Vesubio ubicado en La Matanza donde ella ingresó con un embarazo de 7 meses. Al momento de dar a luz fue trasladada al Hospital Militar donde tuvo por cesárea a Belén y nuevamente fue devuelta al CCD donde le comentó a otra detenida que había sido una niña.
Cuando Belén tenía 3 meses fue entregada por los militares al Movimiento Familiar Cristiano, un grupo que conocía el origen de los niños y niñas y los entregaba a los juzgados para su adopción. Así, fueron parte del ocultamiento de su identidad.
Belén fue adoptada legalmente por un matrimonio de Córdoba que lo hizo de buena fe y nunca le ocultó su adopción. La propia Belén siempre tuvo la inquietud de conocer su origen y se decidió a averiguarla tras ir a un recital de rock donde había una propaganda que decía “si no conocés tu identidad acercate a Abuelas”. Por ello, acudió a la sede de Abuelas Córdoba. Su madre adoptiva la apoyó y acompañó en la búsqueda de identidad que comenzó en 2005.
En el 2006, la CONADI aceptó su caso y avanzó el estudio de ADN de Belén hasta que el 29 de junio del 2007 el Banco de Datos Genéticos confirmó que Belén era hija de Rosa Taranto y Horacio Altamiranda. Hoy, Belén continúa viviendo en Córdoba y hace un tiempo es la presidenta de la filial de Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo. Hasta el momento, sus padres, continúan desaparecidos.
La historia de Belén al igual que los otros nietos y nietas recuperadas demuestran la importancia de la CONADI en la búsqueda de esas personas para que recuperen su identidad, siendo éste un órgano vital para la investigación y evaluación de casos que lejos de sustituir o interferir en las tareas del poder judicial los asiste y agiliza.
Es necesario sostener las políticas de memoria porque todavía son más de 300 las personas que no recuperaron su identidad viviendo una farsa por mas de 40 años. Es necesario sostener estas luchas porque mas allá de los nombres y apellidos que podamos ponerles a cada caso mientras haya una sola persona con su identidad apropiada seremos una sociedad que vive en la impunidad.