Se cayó de un puente, mató a tres personas y, aun así, los vecinos lo recuerdan con nostalgia. Quedarse varados en el fondo de Varela, esperar horas bajo la lluvia, viajar como sardinas y llegar tarde al trabajo se volvió una rutina que les consume la vida a quienes dependen del 148.
En abril de 2003 un ómnibus que enlazaba Plaza Constitución (Ciudad de Buenos Aires) con Florencio Varela se precipitó desde un viaducto de la Autopista 9 de Julio Sur (altura del barrio de Barracas), luego de romper el guard-rail y perder el control. Tres personas murieron — Juan Pablo Lezcano, de 35 años, y Antonio José Alvez, de 44, y una mujer llamada Gladys Arce, de 44, quien había sido trasladada al Hospital Penna en un intento por salvarle la vida — y otras doce resultaron heridas.
En La Capilla y en barrios del corredor Alpino-Mosconi de Florencio Varela, muchos vecinos recuerdan ese sistema de transporte irregular (“los truchos”) como una alternativa que permitía llegar a Constitución. Hoy esa opción desapareció, y la que se beneficia es la línea Línea 148 — operada por El Nuevo Halcón S.A. — que conecta Varela con Constitución pero, según los usuarios, con frecuencia deficiente.

“La nostalgia del trucho”
Vecinos de la zona sur de Varela coinciden en que, frente al mal servicio actual, “hasta los truchos” les parecen un recuerdo con ventajas.
“Que vuelvan los truchos ,de Varela a Constitución en 50 minutos” — Pedro Olmedo
“Se extraña los truchos donde se paga con monedas” — Aníbal Silva
“Que venga otra línea de colectivos…” — Alex Pardo
Estas frases revelan en gran medida la resignación de quienes hoy deben depender de un único operador que, dicen, no alcanza a cubrir la demanda. Según un testimonio:
“Necesitamos que dejen ingresar a otra línea de colectivos para tener otra alternativa … siempre nos brindó un mal servicio, no cumplen horarios, hacen paros sorpresivos dejándonos a la deriva…” — Leonela Obregón
La queja se repite: esperas prolongadas, autobuses que no paran, unidad colapsadas.
“Re lleno. Deberían poner más coches y más frecuencia” — Lucila Miño
“Esta colapsado es cuestión de la empresa” — Leonardo Adrián Herdt
“Lo que pasa, falta de control provincial y municipal … un vecino se queja con una denuncia y muestra el dibujado … quizá frecuencia de 5-8 minutos y pasa cada 30” — Luis García

¿Por qué recuerdan los «truchos»?
Aunque irregular, esa modalidad permitía a muchos usuarios una llegada más directa y menos espera. En contraste, el servicio actual aparece saturado, con pocas frecuencias y sin competencia.
“Es una odisea viajar en el 148 a Plaza Constitución” — Lean Claypole
“Tenedrían que llegar más unidades o permitir el paso de otras líneas.” — Gustavo Bustamante
Algunos vecinos denuncian que otras empresas intentaron intervenir la zona sin éxito.
“Mas líneas del colectivo quiso entrar la línea 505 de la colorada y no lo dejaron porque estamos atados a estas dos líneas … estaríamos menos mal” — Carlos Carp
La memoria colectiva se aferra al pasado de “los truchos” porque, aunque fuera un sistema irregular, resultaba funcional para ese trayecto La Capilla–Constitución. Ahora, sin esa alternativa, el monopolio percibido genera malestar.

El servicio actual: ¿monopolio sin alternativas?
La línea 148 opera desde hace años cubriendo el tramo principal, pero los vecinos describen un escenario con una sola empresa y falta de competencia.
“Basta de monopolios” — Demetria Villalva
“Tienen que liberar las empresas, que puedan circular todas las que quieran y la gente elija…” — Julian Ariel Rey
Los vecinas apuntan además a la responsabilidad empresarial y estatal:
“El empresario sabe de esta situación Pero les importa un huevo: sácale los subsidios y van a ver cómo salen a buscar gente” — Claudio Barros
Y también a la inacción del control estatal:
“Lo que pasa, falta de control provincial y municipal … cuando el gobierno saque el subsidio las empresas sacan el transporte para recaudar” — Luis García
Así, lo que muchos describen como «el peor servicio» no lo ven solo como un problema de cantidad de unidades, sino de modelo: pocas opciones, servicio deficiente y usuarios sin voz ni salida.

Consecuencias cotidianas para los usuarios
En barrios como El Alpino, La Capilla, la rutina de tomar el colectivo se convirtió en fuente de frustración y retrasos.
“Acá, en el Alpino, por lo menos hay una garita… en la parada anterior no hay nada (refugio, garita ni luminarias) y es muy peligroso.” — Lily Palavecino
“Yo vivo en el Alpino y horrible ese barrio y los colectivos peor.” — Sergio Zuccolini
“Un asco viajar … esperar todo junto … tenés que salir de tu casa como 3 horas antes.” — Maky Samu
La falta de refugios, la poca frecuencia, la saturación, generan que muchos deban salir con amplitud de margen para llegar al trabajo, a clases, o incluso afrontar emergencias médicas.
“Tiene que haber otras líneas de colectivos y que anden de día y de noche: se enferma un niño y no hay forma de llegar al hospital, no todo el mundo puede tomar auto.” — Ana Paula.

¿Qué reclaman los vecinos?
Las demandas son claras y reiteradas: Permitir ingreso de nuevas líneas para generar competencia, Poner más unidades en horarios pico, Mejorar frecuencias reales y que las planillas coincidan con la realidad, Mejorar las paradas: refugios, luminarias, seguridad, Asegurar que los subsidios se traduzcan en servicio, no en ganancias sin control.
“Que venga otra línea de colectivos…” — Alex Pardo
“Que dejen que entre otra empresa … no puede ser que tenés que salir una hora antes.” — Leii Siilva
“Que vuelvan los colectivos truchos … ahí se van a parar en las paradas” — Ramon Manuel Sosa

Un pasado irregular pero funcional, un presente sin opciones
El accidente de 2003 dejó claro que los “truchos” implicaban riesgos graves: unidades sin habilitación, sin control adecuado, condiciones mecánicas dudosas.
Pero, para muchos usuarios del sur de Varela, esa opción irregular era preferible al servicio actual, que califican como peor. En la comparación, incluso lo clandestino parece mejor. Esa es la paradoja que viven los vecinos.
Hoy ya no existen ni los “truchos” ni las combis que los reemplazaron, y la única opción real para llegar desde La Capilla o Senzabello a la terminal de Constitución es la línea 148. Según testigos, la situación “va de mal en peor”.
“El 148 es la peor línea de Varela junto al 500 … que entre otra línea a Varela estos ya fueron.” — Leonardo Berardi
En resumidas cuentas
En el sur de Florencio Varela, los usuarios del transporte público sufren un servicio que consideran monopólico, saturado y sin alternativas. Y aunque el recuerdo de los “truchos” implica reconocer un pasado irregular y peligroso, lo evocan con nostalgia porque ese sistema —sin regulación, sin respaldo legal— resultaba más funcional para sus vidas cotidianas. Hoy reclaman algo tan sencillo como opción, competencia y frecuencias reales.
Sin eso, la rutina de depender del colectivo sigue siendo una cadena de esperas, apretujones, retrasos y decepciones. Y muchos vecinos aseguran: prefieren lo malo conocido que lo deficiencia oficial que se prolonga.
