jueves, noviembre 20

Florencio Varela: “El 25N es un grito colectivo contra el Estado ausente”

En el territorio donde las violencias cotidianas conviven con la fuerza de las redes comunitarias, la violencia de género aparece, para Lorena Zárate, “en muchas caras que no siempre se ven en los noticieros”. La voz de una referenta feminista local vuelve a poner en primer plano el sentido del 25 de noviembre. Su testimonio recorre los barrios, las urgencias y las luchas que sostienen a mujeres y diversidades, y llama a mirar de frente una realidad que aún exige respuestas concretas para garantizar vidas libres de miedo.

A días del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Florencio Varela escucha —y también interroga— sus propias realidades. En medio de un contexto social tenso, con ajustes que impactan con fuerza en los hogares más vulnerables, la militante feminista Lorena Zárate comparte su mirada sobre las violencias cotidianas y el rol de las redes comunitarias que, según afirma, sostienen donde el Estado no llega.


Montada sobre la geografía desigual de Florencio Varela, la violencia de género aparece, para Lorena Zárate, “en muchas caras que no siempre se ven en los noticieros”. Referenta del Frente Antifascista, Transfeminista y Antirracista local, habla desde su experiencia territorial. Lo que describe no son estadísticas oficiales, sino escenas que dice observar a diario: mujeres cargando más de lo que pueden, pibas volviendo a casa con temor, madres sosteniendo trabajos precarios para alimentar a sus familias.

Zárate identifica violencias físicas, simbólicas, económicas e institucionales en esos gestos y dinámicas cotidianas. Desde su perspectiva, el impacto económico es central: “Cuando no tenés un mango, cuando el alquiler te ahorca, cuando dependés del violento porque no hay otra posibilidad… ahí también está la violencia”, afirma.

Una conciencia que creció, pero también una reacción conservadora

Zárate destaca que, en los últimos años, la conciencia social sobre la violencia de género creció de la mano de las generaciones más jóvenes: “Las pibas son una revolución hermosa y no negocian derechos”. Señala, sin embargo, que convive con lo que interpreta como una “ofensiva conservadora”, visible —según su mirada— en debates mediáticos, discusiones barriales y tensiones políticas. Aun así, asegura que ese crecimiento en la conciencia “no vuelve atrás”.

“Los obstáculos son un laberinto”

Consultada por las barreras que enfrentan las mujeres que buscan ayuda, Zárate señala dificultades en la atención policial, judicial y sanitaria. Relata que muchas veces el acceso a refugios, a la independencia económica o a la asistencia integral es insuficiente, lo que —según sostiene— empuja a muchas víctimas a permanecer en entornos violentos.

Recuerda el caso de una mujer que, según su testimonio, intentó denunciar tres veces sin éxito. “Ese día entendí que la violencia no es solo la que vivís en tu casa, sino también la que vivís cuando buscás ayuda y no te escuchan”, cuenta.

El rol de las organizaciones territoriales

Antes del Estado, Zárate menciona a las redes comunitarias: merenderos, centros culturales, referentas barriales y espacios feministas. Para ella, allí se encuentra el primer refugio: “Somos nosotras las que acompañamos de madrugada, las que vamos a buscar a una piba”. Describe estos espacios como entornos donde, afirma, no se culpabiliza a la víctima y donde la organización permite “hacer ruido” para que los reclamos sean escuchados.

Qué políticas considera urgentes

A nivel local, Zárate plantea tres ejes que, desde su perspectiva, deberían fortalecerse:

  • Equipos interdisciplinarios por barrio.
  • Programas laborales con salida real para mujeres y diversidades.
  • Espacios culturales, talleres y Educación Sexual Integral.

Sostiene que prevenir la violencia implica garantizar condiciones de vida sin miedo, algo que —dice— todavía se percibe lejano en muchos sectores del distrito.

Un mensaje para las jóvenes

A las pibas de Varela, Zárate les dedica una advertencia y una apuesta:
“El amor no duele, no humilla, no controla. Si algo te hace ruido, hablalo. No se queden solas. Ustedes vinieron a romperlo todo; rompan lo que haya que romper”, afirma.

El Varela que imagina

La militante sueña con un distrito iluminado, con transporte accesible, barrios urbanizados, justicia ágil y trabajo digno. Para ella, la igualdad “no es un discurso sino un presupuesto”, una frase que sintetiza su postura política sobre la necesidad de inversión estatal.

25 de noviembre: el desafío de no retroceder

De cara a esta fecha internacional, Zárate considera prioritario “frenar el retroceso” en políticas de género. Afirma que las mujeres y diversidades “siguen poniendo el cuerpo” en contextos económicos complejos y destaca el papel de las redes solidarias que, según su mirada, sostienen las urgencias territoriales.

Cierra su reflexión con un mensaje que condensa su militancia y su diagnóstico:

“No estamos pidiendo favores: estamos exigiendo derechos.
Si quieren silencio, vamos a hacer ruido.
Si la violencia es política, la pelea también lo es.
Y si la peleamos juntas, la vamos a ganar”.

En Varela, esas palabras encuentran eco en un 25 de noviembre que vuelve a recordar lo mismo, año tras año: que ninguna lucha es menor cuando lo que se defiende es la vida.

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