Ante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la intervención de la concejala Marcela Ochs en el Concejo Deliberante puso en palabras lo que organizaciones denuncian hace meses: la ausencia de respuestas estatales suficientes, la inactividad de la Comisión de Género del HCD y la falta de una Secretaría de Género con jerarquía y presupuesto propio en Florencio Varela. En una sesión marcada por la crudeza, Ochs afirmó: “Cuando una mujer viene a pedir ayuda, nos encontramos con un vacío tan impresionante que no sabemos a dónde recurrir y qué hacer.”
El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, encuentra a Florencio Varela atravesada por discusiones profundas sobre la eficacia de sus políticas públicas. En un distrito obligado —como todo el país— a cumplir con la Ley Micaela (27.499) y la Ley 26.485, los reclamos por mayores respuestas institucionales se intensificaron durante la última sesión del Honorable Concejo Deliberante.
la concejala Marcela Ochs, quien integró la Comisión de Género antes de su salida administrativa a causa de su cambio de bloque, tomó la palabra y dejó uno de los discursos más fuertes registrados en el recinto. Con la sala en silencio, afirmó:
“Hoy nos estamos encontrando, señor presidente, con que en Florencio Varela, lamentablemente, estamos viviendo una situación desgarradora de violencia.”
El contexto es claro: organizaciones feministas del distrito —entre ellas el Frente Antifascista, Transfeminista y Antirracista (FATA)— denuncian que la Comisión de Género y Diversidad del Concejo no funciona desde hace seis meses y que el expediente N.º 29.601/25, presentado hace dos meses en relación al triple narco-femicidio, sigue sin ser tratado. Para estas organizaciones, la fecha del 25N no pasa desapercibida: la omisión legislativa también constituye una forma de violencia institucional.
Ochs profundizó esta crítica desde su propia experiencia. Dijo que, cuando vecinos y vecinas llegan a su despacho buscando ayuda frente a situaciones graves, la respuesta estatal no está clara ni articulada:
“Cuando viene una chica, una señora o una abuela con situación de violencia, me encuentro con un vacío tan impresionante que no sabemos a dónde recurrir y qué hacer.”
Incluso, calificó la falta de mecanismos reales de protección con una frase que estremeció al recinto:
“Todo esto me parece una farsa y una mentira, señor presidente. Me tiembla el cuerpo.”
Durante su intervención relató casos vividos en el territorio —todos ocurridos dentro del distrito y narrados por ella en sesión oficial— que dan cuenta del nivel de desprotección que observa:
“¿Quién estuvo con Paloma? ¿Quién estuvo con Josué? ¿Quién estuvo con mi compañera de San Nicolás cuando la pareja la mató a maazos en la cabeza delante de los hijos?”
Y agregó:
“Uno va a la comisaría de la mujer y ve tristemente todos esos juguetes cuando van las madres con sus hijos… Todos aquellos que fuimos acompañando a madres en casos de violencia saben lo que estoy hablando.”
El 25N, día mundial de lucha contra las violencias, expone así un contraste entre obligación legal y realidad local. Mientras las normas nacionales establecen capacitación, prevención, asistencia y políticas integrales, Florencio Varela carece de una Secretaría de Género o de la Mujer, lo que significa —como señalan colectivos territoriales— que no existe un área con presupuesto propio, jerarquía administrativa ni capacidad para crear políticas públicas específicas.
A ello se suma una larga historia de dificultades institucionales. En 2021, la entonces directora de Género del municipio, Noelia Pino, habría renunciado ante la falta de recursos y limitaciones graves para abordar la demanda creciente, un hecho documentado por la prensa nacional.
Ochs cerró su intervención apelando directamente a la responsabilidad estatal en días como el 25N:
“¿Dónde estamos nosotros cuando son las dos o tres de la mañana y una mujer no sabe qué hacer? ¿Dónde están las personas que tienen que estar?”
Y advirtió sobre la necesidad de dejar de naturalizar la inacción:
“Parece que lo estamos romantizando y no tenemos por qué romantizar nada.”
En este 25 de noviembre, su mensaje se convierte en un llamado urgente: transformar las palabras en políticas concretas, para que ninguna mujer, niña, persona trans o familia tenga que atravesar sola el laberinto de la violencia.
