martes, octubre 15

AySA, el gobierno y el cuento de la buena Pipa

Cada año, la prestataria del servicio de agua de red le asegura al gobierno local de turno que ésta llegara por sus cañerías a los hogares varelenses como corresponde según las obligaciones asumidas por la empresa. Las gacetillas de prensa, los representantes del gobierno y, algún que otro, militante oficialista repiten esas promesas. Los vecinos escuchan, miran la canilla, la abren y el aire es lo que sale – la mayor parte de las veces-… Ahora los directivos de Aysa que cobran más de $6,3 millones de pesos mensuales,  anuncian nuevos pozos para abastecer, entre otros sectores a Villa Hudson –Bosques-, mientras en el barrio jamás hay presión suficiente para cargar tanques sin uso de bomba en los hogares y a la Sociedad de Fomento Bosques Norte le demanda un pago total de $5.015.452,32…

No importa cuando leas esto: el agua es un derecho básico, pero en Florencio Varela llega a cuenta gotas. El presidente Javier Milei, al asumir, incluyó a Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) en su lista de privatizaciones con la excusa de concluir obras de la anterior gestión y solucionar los faltantes de suministro… Pero antes de ello, durante ello y después, el servicio siempre fue paupérrimo para los vecinos.

Te chamuyan, vecino, te chamuyan

Pipa era el apellido de una muchacha que hablaba mucho y tenía el defecto de no saber escuchar. Le encantaba contar historias pero no le gustaba que nadie hiciera ningún comentario mientras ella hablaba ni preguntara nada una vez que terminaba de hablar. Y aunque sus historias eran entretenidas, sus vecinos y conocidos se empezaron a cansar de escucharla siempre y que ella no los escuchara…

La privatización del agua es un argumento que encubre el intento del control del recurso hídrico. Los vecinos no pueden decidir no consumir agua y reemplazarla por otra cosa u optar por el cambio de proveedor. El agua potable es un asunto geopolítico estratégico y hoy, AySA ya ha dejado totalmente demostrando su improductiva gestión de cara a los usuarios varelenses.

Según la ONU, alrededor de una de cada cuatro personas carecería de una fuente de agua potable gestionada de forma segura en su hogar y casi la mitad de la población mundial no tendría acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura.

Ahora, AySA dice que trabaja en nuevos pozos… “Estos pozos, van a hacer más eficiente el sistema de agua subterránea, aportando un caudal adicional de 240 metros cúbicos por hora a la red, mejorando la oferta de agua para los usuarios de las localidades de Villa San Luis, Villa Hudson y en menor medida la zona de Bosques”, señaló Javier Canor, jefe de Planificación Sudeste de la empresa prestataria.

El agua es también poder pues no se puede prescindir de ella, no se puede elegir no consumirla, por eso el control sobre las fuentes de agua potable es un asunto geopolítico estratégico. Las Naciones Unidas profetizan que para el 2025 la demanda de agua potable será el 56% más que el suministro de la misma.

La privatización del agua en Argentina -con el argumento de mejorar el servicio- habría encubierto el intento del control del recurso hídrico. De lo contrario, no sé explicaría cómo Obras Sanitarias -siendo una empresa sin pérdidas e incluso con superávit- frente a las presiones del Banco Mundial fuese pasada a manos privadas donde el consorcio ganador prometió bajar las tarifas y emprender un plan de mejoras que treinta años después, los vecinos aún no habrían visto.

“AySA era Aguas Argentinas, era privada y funcionaba muy bien […] Todo lo que hace el sector público lo hace mal”, afirmó durante el verano el presidente libertario pecando de generalizar los hechos históricos pues las privatizadas en Florencio Varela jamás funcionaron como correspondía.

No solo guitarrean los libertarios

En los ’90, con el menemismo, los varelenses conocieron la gestión de cloacas y aguas por parte de la empresa de capitales franceses Azurix. Esto se tradujo en tarifas elevadas, un par de obras y la pobre calidad del agua para consumo humano en los barrios populares.

Luego, los vecinos padecieron un servicio estatal por parte de ABSA (Aguas Bonaerenses). Fue tan mala la prestación que las gacetillas de prensa del gobierno local de turno solía informar de cortes, suspensiones y reuniones de funcionarios de la Secretaría de Gobierno con representantes de la empresa para transmitir “las quejas e inquietudes vecinales, en virtud de la calidad de la prestación y cuadro tarifario”.

Ya con el macrismo, AySA (Aguas y Saneamientos Argentinos) llegó al municipio realizando algunas mejoras en la red existente y ampliando parte de ella en una región donde la población crecía a pasos agigantados y las obras quedaban más que chicas. Para febrero del 2020, la presidenta de AySA, Malena Galmarini –esposa del superministro y candidato a presidente por el peronismo, Sergio Massa-, sumaba al directorio de la cartera al jefe comunal de Florencio Varela, Andrés Watson. “Puedo desempeñar las dos funciones simultáneamente. Son compatibles”, aclaraba por entonces quien fuese en las pasadas elecciones reelecto y agregaba “Voy a repartir mi tiempo con responsabilidad y compromiso. Es un honor, un desafío, este nuevo cargo”…

Al final, la casta eran los vecinos de a pié

“Es en la industria del agua donde parecen ser mayores los peligros de la privatización, ya que existe una combinación de preocupaciones acerca del ambiente, el monopolio natural y la inversión en infraestructura. Aunque haya cierto margen para la subcontratación de algunas operaciones (por ejemplo, el tratamiento de drenajes y el mantenimiento de las tuberías), en general habrá escasa ganancia de la privatización de la industria del agua, y grandes problemas acechan si se sigue adelante en esa tarea”, Vickers, J. y Yarrow, J.; “Un análisis económico de la privatización”. Fondo de Cultura Económica, México, 1991.

No ha llegado siquiera la primavera y en Varela ya falta presión en la línea de agua. Los montos de las facturas se han ido por las nubes (si bien la de la Sociedad de Fomento corresponde al total de la deuda acumulada y el costo mensual es de $ 45.101,80) mientras los directores «Clase A» de AySA  (Alejo Maxit, Oscar Pedro Ernesto Ferrari, Mauricio Gonzalez Botto y Patricio Ezequiel Jaccoud Girart) recibieron, entre enero y abril de 2024 un total de $76.243.942. El monto corresponde a unos 283 salarios mínimos, y unas 254 jubilaciones mínimas de $300.000, aproximadamente…

Quizás, esto explique porqué –comparado con otras empresas similares de la provincia de Buenos Aires- AYSA tiene el valor del metro cúbico de agua más elevado. Para ponerlo en perspectiva, mientras Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA) cobra 72.54 pesos por metro cúbico y OSSE (Obras Sanitarias Sociedad de Estado) 143.84 pesos, el de AYSA se ubica en 621.80 pesos.

Pero bueno, seguramente, cuando haya una inauguración de canilla en la peatonal varelense, los flashes iluminen a funcionarios del gobierno y de la empresa prestataria…

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