De forma regular, vecinos y vecinas de Bosques dejan constancia a través del call center, el chat de la web oficial y ante la delegación municipal del deplorable estado de las arterias barriales. Sin embargo, hartos de que —como mucho— les entreguen un número de gestión, decidieron hacer una colecta para comprar escombro y rellenar ellos mismos los cráteres de la rúa.
Las denominadas “tasas municipales” no son un impuesto, una contribución económica que pagan los vecinos y empresas en contraprestación por un servicio prestado por el municipio, tales como el alumbrado, barrido y limpieza (ABL) o seguridad e higiene, entre otras cosas. Sin embargo, no son pocas las personas que viven alejadas del centro comercial y sienten que a sus hogares no llegan estos beneficios.

Sin embargo, no se resignan a vivir en medio del barro, con las ramas de árboles colgando tras cada tormenta y las zanjas desbordadas, así haya sequía o chaparrones. A la par que aumenta la venta de alitas, menudos y carcasas de pollo en los comercios del barrio, los vecinos hacen un esfuerzo descomunal y pagan entre todos los que pueden -y quieren- en la cuadra $90.000 por volquete de escombro.

Nunca en el barrio se trabajó tanto para tener tan pocos beneficios que no sean conocidos por fuera de las vías administrativas oficiales. Los vecinos trabajan hasta 17 horas por día, la inflación los sigue golpeando y aún así no bajan los brazos, pues saben que ni el gobierno nacional —con sus medidas de máxima que solo ha vaciado más sus bolsillos— ni el gobierno local —con su discurso ahora opositor al nacional, pero que durante décadas no ha logrado velar por sus derechos— van a permitirles que el remis entre si tienen una urgencia y necesitan ir al hospital por sus propios medios —pues las ambulancias no lo hacen—, ir al trabajo sin embarrarse o que los pibes no patinen en el lodosal y lleguen sucios a la escuela.

Se privan de algunos chocolates, puchos o cerveza, se arremangan la ropa, agarran carretilla y pala y mejoran ellos mismos su calle. Un símbolo de hastío colectivo y la no resignación.
