De a pie

Mientras se pelean en X, varelenses siguen sin agua

El agua es un derecho básico, pero en Florencio Varela llega a cuenta gotas o ni lo hace desde que arrancó el calor en noviembre de este año, pero que mantiene su regularidad de carencia desde hace años. El presidente electo incluyó a Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) en su lista de privatizaciones y su actual titular, esposa del candidato presidencial Sergio Massa, salió a responder los comentarios que la acusaban de incumplir su función pública en la red social de Elon Musk… Mientras, los varelenses se las ingenian para sobrevivir con la escasez.

La privatización del agua con el argumento de mejorar el servicio encubre el intento del control del recurso hídrico. Los vecinos no pueden decidir no consumir agua y reemplazarla por otra cosa u optar por el cambio de proveedor. El agua potable es un asunto geopolítico estratégico y hoy, AySA está demostrando su improductiva gestión de cara a los usuarios de muchos barrios, entre ellos Villa Hudson -histórico sector de Bosques con prácticamente nada de servicio a lo largo de los años-.

Según la ONU, alrededor de una de cada cuatro personas carecería de una fuente de agua potable gestionada de forma segura en su hogar y casi la mitad de la población mundial no tendría acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura.

El agua es también poder pues no se puede prescindir de ella, no se puede elegir no consumirla, por eso el control sobre las fuentes de agua potable es un asunto geopolítico estratégico. Las Naciones Unidas profetiza que para el 2025 la demanda de agua potable será el 56% más que el suministro de la misma.

La privatización del agua en Argentina -con el argumento de mejorar el servicio- habría encubierto el intento del control del recurso hídrico. De lo contrario, no sé explicaría cómo Obras Sanitarias -siendo una empresa sin pérdidas e incluso con superávit- frente a las presiones del Banco Mundial fuese pasada a manos privadas donde el consorcio ganador prometió bajar las tarifas y emprender un plan de mejoras que treinta años después, los vecinos aún no habrían visto.

En un decreto publicado en el Boletín Oficial del año pasado, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, autorizó a la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) a refinanciar sus deudas que ascienden a 500.000.000 de dólares. Según informó la resolución 399/2022, las deudas de AySA se emitieron el 1 febrero de 2018, a una tasa de interés fija del 6,625% nominal anual.

Si bien AySA se crea como una empresa que tiene mayoría estatal, lo hacen bajo la modalidad de sociedad anónima.

«AySA era Aguas Argentinas, era privada y funcionaba muy bien […] Todo lo que hace el sector público lo hace mal», afirmó el miércoles el presidente electo pecando de generalizar los hechos históricos pues las privatizadas en Florencio Varela jamás funcionaron como correspondía.

En los ’90, con el menemismo, los varelenses conocieron la gestión de cloacas y aguas por parte de la empresa de capitales franceses Azurix. Esto se tradujo en tarifas elevadas, un par de obras y la pobre calidad del agua para consumo humano en los barrios populares.

Luego, los vecinos padecieron un servicio estatal por parte de ABSA (Aguas Bonaerenses). Fue tan mala la prestación que las gacetillas de prensa del gobierno local de turno solía informar de cortes, suspensiones y reuniones de funcionarios de la Secretaría de Gobierno con representantes de la empresa para transmitir “las quejas e inquietudes vecinales, en virtud de la calidad de la prestación y cuadro tarifario”.

Ya con el macrismo, AYSA (Aguas y Saneamientos Argentinos) llegó al municipio realizando algunas mejoras en la red existente y ampliando parte de ella en una región donde la población crecía a pasos agigantados y las obras quedaban más que chicas. Para febrero del 2020, la presidenta de AySA, Malena Galmarini, sumaba al directorio de la cartera al jefe comunal de Florencio Varela, Andrés Watson. “Puedo desempeñar las dos funciones simultáneamente. Son compatibles”, aclaraba por entonces quien fuese en las pasadas elecciones reelecto y agregaba “Voy a repartir mi tiempo con responsabilidad y compromiso. Es un honor, un desafío, este nuevo cargo”.

Ante la iniciativa del presidente libertario electo, la titular de Aguas y Saneamientos Argentinos lo cruzó vía X: Aguas Argentinas sólo extendió las redes a los barrios donde podían pagar. AySA, solo estos 4 años construyó 4.000km de redes, incluyó a 1.500.000 vecinos en la red de agua y 1.600.000 más en la red de cloacas. Trabajamos con los organismos internacionales de crédito para avanzar en obras trascendentales y también en las conexiones domiciliarias de las familias humildes. OMS: por cada u$s1 que se invierte en agua y cloacas, se ahorran u$s7 en el mediano plazo= a dólar ilegal de hoy la inversión es de u$s769.523.809,5. Multiplicado por 7= u$s5.386.666.666,6 de ahorro en el sector salud. No todo es lo mismo. No todo funciona mal!”

“Es en la industria del agua donde parecen ser mayores los peligros de la privatización, ya que existe una combinación de preocupaciones acerca del ambiente, el monopolio natural y la inversión en infraestructura. Aunque haya cierto margen para la subcontratación de algunas operaciones (por ejemplo, el tratamiento de drenajes y el mantenimiento de las tuberías), en general habrá escasa ganancia de la privatización de la industria del agua, y grandes problemas acechan si se sigue adelante en esa tarea”, Vickers, J. y Yarrow, J.; “Un análisis económico de la privatización”. Fondo de Cultura Económica, México, 1991. 

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