jueves, noviembre 20

Roque Dalton resiste en Florencio Varela: militancia, internacionalismo, poesía y cultura piquetera

Hace más de una década que la figura del poeta y revolucionario salvadoreño se luce en el sur del conurbano bonaerense. El centro cultural y “casa de trabajadorxs” que lleva su nombre convoca a la juventud y a los/as laburantes de Florencio Varela a compartir talleres, mates, libros y también encuentros internacionalistas de formación política en los que no falta la poesía, el pan de todos.

Entre los y las participantes había colombianas, alemanes, españolas, ecuatorianas, una brasilera y también quienes nacieron en el Río de la Plata pero ahora residen en Berlín. Llegaron al “Roque Dalton”, en el conurbano profundo, para participar del Segundo Encuentro de Intercambio Internacional, Formación Política y Trabajo Voluntario organizado por el Frente de Organizaciones en Lucha, una de las organizaciones surgidas del movimiento piquetero que aporta al sostenimiento del centro cultural.

La primera actividad formativa debía versar sobre el ciclo de luchas que gestaron las luchas piqueteras en nuestro país a finales de los 90, pero antes de eso se dio espacio a la poesía.

Entre los y las internacionalistas, pocos sabían sobre Roque Dalton. En el amplio predio del centro cultural su nombre se repetía en murales y carteles, pero su referencia no decía mucho para la mayoría de quienes habían llegado al país a participar del intercambio. De su poesía registraban, apenas, los versos mínimos incluidos en uno de los murales del lugar:

Mis venas no terminan en mí

sino en la sangre unánime de

lxs que luchan por la vida

el amor, las cosas, el paisaje

y el pan, la poesía de todxs

La “x” en reemplazo de la “o” –adecuada para deconstruir el masculino genérico acorde a los tiempos de conquistas feministas– no está en el poema original, pero bien vale el atrevimiento: confiamos en que Roque, revolucionario, dispuesto a irrespetar las convenciones conservadoras del lenguaje y atrevido como el que más, hubiera consentido la intervención.

Otros poemas del salvadoreño se hicieron presentes a partir de una feliz coincidencia: ese mismo día fue donado al Centro Cultural un ejemplar del poemario hasta ahora inédito titulado El amor me cae más mal que la primavera.

Se trata de una publicación conjunta entre editoriales independientes de Colombia, México y Venezuela, que sirvió como punto de partida para saber más sobre el poeta y disfrutar su arte. La lectura colectiva de sus versos, de manera espontánea y en ronda, despertó emociones, sonrisas, y disparó anécdotas sobre su vida y sobre el contexto de las luchas revolucionarias que aún iluminan el presente.

Como todo espacio comunitario surgido desde abajo y por fuera de la burocrática institucionalidad estatal, “el Dalton” padeció un hecho grave de persecución en el año 2014. Una jueza se valió de una ordenanza de la dictadura militar para ordenar su clausura. Sus militantes fueron hostigados por móviles policiales y el lugar padeció inspecciones arbitrarias. “Nos sentimos parte de los proyectos independientes y autogestivos que construyen a puro pulmón, que trabajan día a día por el derecho a la educación, la salud, la cultura y el trabajo digno”, explican en el Centro Cultural.

Todas las actividades que hacen son gratuitas. “Buscamos acercar herramientas culturales a quienes no cuentan con recursos para acceder a ellas, como alternativa a la falta de proyectos de vida que padece la juventud”, agregan lxs organizadorxs del espacio.

Después de aquel atropello judicial mudaron su sede a la ubicación actual, en la calle Vicente Cabello 533, en Florencio Varela. Dentro del salón comunitario se luce la Biblioteca Popular que también lleva el nombre del poeta, y que tiene su versión digital de libre acceso, donde se pueden encontrar algunos libros del salvadoreño.

Los y las participantes del Encuentro Internacional de Formación Política que se reunieron en el Dalton recorrieron, además, el centro para las infancias “El Escaramujo” y otros proyectos autogestivos que el Frente de Organizaciones en Lucha promueve en Florencio Varela.

Al caer la tarde, los debates sobre las resistencias de los pueblos se seguían nutriendo de la historia, las anécdotas y los relatos de las distintas realidades aquí y allá. El duro análisis de coyuntura fluía de mejor modo apoyado en el eco de los poemas que más temprano se habían compartido. Como ese que Roque escribió cuando ya estaba en la guerrilla, y dice:

En nombre de quienes lavan ropa ajena

(y expulsan de la blancura la mugre ajena).

En nombre de quienes cuidan hijos ajenos

(y venden su fuerza de trabajoen forma de amor maternal y humillaciones).

En nombre de quienes habitan en vivienda ajena

(que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel).

En nombre de quienes comen mendrugos ajenos

(y aún los mastican con sentimiento de ladrón).

En nombre de quienes viven en un país ajeno

(las casas y las fábricas y los comercios

y las calles y las ciudades y los pueblos

y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes

son siempre de otros

y por eso está allí la policía y la guardiacuidándolos contra nosotros).

En nombre de quienes lo único que tienen

es hambre, explotación, enfermedades,

sed de justicia y de agua,

persecuciones, condenas,

soledad, abandono, opresión, muerte.

Yo acuso a la propiedad privada

de privarnos de todo.

:::Pablo Solana, para ANRed, autor del estudio introductorio del poemario “El amor me cae más mal que la primavera”, de reciente edición:::

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