La crisis en la Línea 148 desnuda una realidad que se repite en todo el transporte: jornadas extenuantes, sueldos en cuotas y familias que viven al día, mientras los subsidios se demoran y las unidades se caen a pedazos. Las medidas de fuerza, inevitables ante la falta de pago, dejan a miles de vecinos sin servicio y transforman el reclamo en una pelea de pobres contra pobres, mientras la empresa sigue sin invertir y el Gobierno permite que se vulneren los derechos tanto de los usuarios como de los trabajadores.
La crisis en el transporte público del sur bonaerense se profundiza. Los trabajadores de la Línea 148 aseguran que aún no cobraron sus haberes de octubre y denuncian que la empresa que gestiona el servicio —actualmente bajo la órbita de Micro Ómnibus Quilmes S.A.C.I.F. (MOQSA)— no cumple con el número mínimo de unidades exigido por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT).
Menos unidades en circulación y falta de mantenimiento
Según las disposiciones vigentes de la CNRT, cada línea debe garantizar un número mínimo de coches operativos en función de su recorrido y demanda. En el caso de la Línea 148, los trabajadores señalan que solo salen entre 60 y 70 colectivos por día, frente a los alrededor de 150 que deberían estar en la calle para cubrir el servicio completo. Las unidades, además, presentan falta de mantenimiento, ante la ausencia de inversión sostenida por parte de la empresa.
Sueldo en cuotas y trabajadores al borde
Al 9 de noviembre, los choferes aún no cobraron sus sueldos ni tienen una fecha certera de pago. Según informaron empleados consultados, la empresa habría propuesto abonar una suma de $500.000 el lunes próximo y saldar el resto en fecha aún indefinida.
Los trabajadores, reunidos en asamblea, decidieron no aceptar esa propuesta por considerarla insuficiente y sin garantías concretas de pago del saldo restante.
En los últimos meses, el pago de haberes se habría concretado en hasta tres cuotas, una modalidad que se repite y deteriora el poder adquisitivo de los trabajadores.
Para garantizar el sustento diario, muchos conductores comenzaron a realizar segundos trabajos como, por ejemplo, choferes en aplicaciones de transporte como Didi o Uber. Esto extiende sus jornadas laborales muy por encima de las ocho horas reglamentarias, con un impacto directo en la salud física y emocional.
Un salario que apenas alcanza
Según los últimos datos del INDEC, una familia tipo necesitó $1.176.852 en septiembre para no ser considerada pobre. Por su parte, el salario básico de un chofer de colectivo urbano, establecido por la UTA para septiembre, se ubica en torno a $1.300.000 mensuales.
La diferencia entre ambas cifras muestra que, aunque el ingreso nominal supera el umbral de pobreza, los retrasos en los pagos y la inflación hacen que el sueldo pierda rápidamente su capacidad real de compra.
Incertidumbre y rumores sobre el subsidio
Entre los choferes circula la versión de que mañana lunes el Gobierno podría girar los subsidios correspondientes al transporte, lo que permitiría a la empresa ponerse al día con los sueldos y normalizar el servicio. Hasta el momento, no hubo confirmación oficial del Ministerio de Transporte de la Nación.
Si el pago no se concreta, algunos trabajadores evalúan movilizarse hacia la sede del sindicato, al Ministerio de Transporte o incluso a la cabecera de Micro Ómnibus Quilmes S.A.C.I.F. (MOQSA) para exigir una respuesta y visibilizar la situación.
Temor por posibles despidos
De acuerdo con testimonios internos, la empresa habría dejado entrever que “sobran” unos 200 trabajadores en la Línea 148, y habría comenzado a ofrecer retiros voluntarios. Si bien no hubo comunicaciones oficiales en ese sentido, el clima entre los choferes es de preocupación y desconfianza ante la posibilidad de que se esté preparando un ajuste laboral encubierto.
