jueves, noviembre 28

El desnivel hormonal de una persona no significa que sea trans

Gaita nihil, trans, docente de kickboxing y preparador físico especializado en deporte de combate, reflexiona sobre el binarismo de género en el deporte, el transodio y la ignorancia del presidente Javier Milei sobre el tema.

El mundo del deporte se rige por Federaciones y Asociaciones, y cada una observa ciertas especificaciones en su normativa para poder competir. El Comité Olímpico Internacional (COI) tiene sus propios criterios, en este sentido a la pugil de origen argelino Imane Khelif se le permitió participar a pesar de que el año pasado fue descalificada en el Mundial de Boxeo por las condiciones cromosomáticas de su cuerpo, habiendo expuesto que la boxeadora tenía cromosomas XY (lo que definiría a los “varones”). Es común que entre distintas Federaciones de un mismo deporte tengan normas diferentes e incluso variaciones mínimas en las reglas de la disciplina. Mientras que el Mundial del año 2023 organizado por la IBA (International Boxing Association) había dejado afuera a Khalif, para el COI no fue un impedimento ya que el COI no reconoce al IBA como una entidad que rige la competencia olímpica.

A partir de comentarios de personajes reconocidos, lo que se generó fue una confusión sobre si Imane Khelif es trans o cis (si es cis nadie se lo preguntó, porque la cisexualidad se presume constantemente). No siempre que hay una diferencia o desnivel con respecto a la testosterona (o la hormona que se tome como referencia) tiene que ver con si la persona es o no trans, o si es intersexual (si tiene características cromosómicos, gonadales o genitales de “ambos géneros”). En general, la norma suele regirse por si el nivel de hormonas que tiene una persona es considerado “normal” o no. Es decir, lo que define la participación suelen ser cuestiones hormonales (una hormona considerada “más fuerte” por sobre la otra, que responde al binarismo testosterona=hombre, estrógenos=mujer), no los genitales. El tener una mayor cantidad de testosterona es considerado como una ventaja en cuanto a la fuerza, y ese es el germen de la confusión a la que se hizo alusión ya que la información que circuló fue que Imane Khelif era “un hombre” (una mujer trans), cuando en realidad tiene hiperandrogenismo, su cuerpo genera más testosterona de lo que debería para ser una “mujer cis normal”.

Por una parte, algo de lo que concierne al género autopercibido son discusiones de nuestros territorios que algunos lugares todavía no llegaron. De todas formas,, en este caso Imane Khelif se autopercibe mujer cis. Por otro lado, el biologicismo no pasa por los genitales sino porque hay ciertas hormonas que darían ventaja deportiva sobre otras, en este caso, si la testosterona es la “hormona del hombre” entonces los hombres (cis) tienen ventaja sobre las mujeres. Lo que ocurre de hecho es que en todos los cuerpos hay varios tipos de hormonas. 

Pero más allá de la fisiología, hay un montón de variantes que afectan al desempeño de una persona en el deporte, por ejemplo, la región geográfica. Cuando Messi juega en Bolivia a seis mil de metros de altura no decimos que es peor jugador que otro porque no puede respirar como los jugadores bolivianos que juegan toda su vida en esas condiciones. Hay un montón de factores que pueden afectar el rendimiento. Se puede ser la corredora más talentosa del mundo pero si no se tuvo acceso a un entrenamiento acorde, lo más probable es que no se llegue nunca a las Olimpiadas.

Lo que está en juego es el responder a una “normalidad” que es cultural, la de la mujer, blanca, cis, europea, heterosexual, occidental. La atleta sudafricana Caster Semenya que fue descalificada en 2017 por tener altos niveles de testosterona, tampoco respondía a esa normalidad. Lo que se debería tener en cuenta es bajo qué lectura cultural analizamos quién se puede desempeñar mejor.

El deporte sigue siendo binario. En particular, el deporte de combate está asociado a los hombres como representantes y ejecutores de la masculinidad. El boxeo ha cumplido la función de ser la disciplina donde la masculinidad se pone a prueba: fuerza, resistencia, valor. Además en algunas regiones es un “deporte de pobres”, es decir, del que se espera que triunfar sea garantía de salir de una situación de vulnerabilidad.

Poder habitar, practicar y competir en este deporte siendo mujer sigue siendo difícil y como disidencia sexogenérica más aún. Son disciplinas binarias porque a diferencia de otras se compite con una persona de la misma categoría. La categoría se conforma por el género y el peso. No importa la altura, ni el humor con el que lx competidorx se levantó ese día, ni la edad. En estos casos el género se asume siempre cis y binario, a menos que haya un control riguroso como en el caso de instancias profesionales o de elite como es el caso de los JJOO. Por ejemplo, yo competí como hombre, nunca aclaré que era trans. No supe nunca cuál era la carga de testosterona de la otra persona por lo que no podría decir que porque éramos dos “varones” (o eso era lo que se veía desde las gradas) estábamos en situación de igualdad.

En los casos que salieron a la luz y más allá de las regulaciones de cada país, lo que consideran las Federaciones deportivas no suelepasar por los genitales sino por la carga hormonal, si se quiere competir como mujer está permitido siempre y cuando la carga hormonal sea la “normal” de una mujer con las características mencionadas. A menos que haya Asociaciones que directamente nieguen la participación a personas trans. Pero como ocurre con la nadadora estadounidense Lía Thomas, no hay un caso de transodio ocurriendo directamente, sino que  de manera indirecta: se le exige nivelar su carga hormonal para competir en la categoría de mujeres. Mientras tanto, a ciertos nadadores cis no se les pide que se recorten las extremidades para tener “menos ventaja” en su rendimiento.

De igual forma ocurrió con la atleta cis Caster Semenya, su cuerpo produce más testosterona por lo que se le obligó a nivelar la carga para poder competir en la categoría femenina. Esto le produjo otros efectos, como ataques de pánico. 

Lo que ocurrió en este caso en particular es que la boxeadora italiana Carini cuestionó al Comité Olímpico y atacó a una deportista por algo específico que se genera en su cuerpo.

Ahora bien, los dichos del presidente en relación a este tema me resultan muy graves porque primero, no tiene por qué opinar sobre un deporte en el que Argentina no participa, sobre una persona de otro país. Segundo, Javier Milei no practica ese deporte, no puede hablar sin conocer la disciplina (si lo hace, en sus dichos no se nota). Tercero, confunde y desinforma porque habla de los cromosomas diciendo que la pugil Khelif es un varón (cis). Lo que está funcionando es un intento de misgendear a la deportista, asumiéndola trans negando esa supuesta identidad autopercibida y trayendo la discusión sobre la participación de personas trans en los deportes cuando, en realidad, no es una mujer trans. Creo que es un comentario ignorante y me da vergüenza como deportista leer una cosa así, aparte de destilar transodio (justo en una oportunidad donde no es lo que está ocurriendo, no hay personas trans compitiendo). Y cuarto, opina sobre deportes cuando a rtavés del decreto 8/2023 degradó el Ministerio de Turismo y Deporte a Subsecretaría lo cual recorta el presupuesto para estas áreas.

Con respecto al comentario de la boxeadora italiana: «Nunca me pegaron tan fuerte», me pareció extraño porque al comprometerse a una competencia lx peleadorx suele entrenar, guantear, hacer sparring, con todas las personas con las que comparte el espacio. Puede ser hombre, mujer, tener 20 o 40 años. Y eso es necesario para el entrenamiento porque unx no sabe con quién se vas a cruzar arriba de un ring, la diversidad de cuerpos incluso en personas cis es altísima. En competiciones de alto nivel se puede estudiar antes a lx oponente pero de todas formas la escena arriba del ring es muy dificil de definir a priori.

En particular, el boxeo es muy riguroso a nivel competitivo, para llegar a ese nivel hay que haber tenido muchísimas peleas y aunque fuera la primera vez que le hubieran pegado tan fuerte, eso no quiere decir necesariamente que la otra persona sea un hombre (que dicho sea de paso, la boxeador italiana nunca dijo eso y además pidió disculpas aduciendo que la considera a Imane Khelif una par). La fuerza no es la única característica que define la performance en un deporte de combate. Se considera también la velocidad, la resistencia, la técnica, la táctica, la preparación física previa, los nervios ya que estar arriba del ring es una experiencia movilizante.

No es la primera vez ni inusual en el deporte que una persona gana en un primer round con un nocaut de una trompada. En este caso la boxeadora italiana ni siquiera fue noqueada sino que, en sus propias palabras, decidió abandonar la pelea por varias situaciones que se estaban llevando a cabo, entre ellas la incomodidad del casco. Hay situaciones muy duras donde lxs peleadorxs quedan tiradxs en el piso, sangrando o desmayadxs y hay que llamar a unx médicx que asista. Con esto no quiero decir que ese golpe no fue fuerte, quizás a ella nunca le pegaron tan fuerte pero esos son los riesgos de un deporte de combate en el que se compite por oposición. Luego de atravesar los controles del COI, la boxeadora argelina se prestó a un combate al igual que la italiana.

Lo cierto es que lo que está detrás de estas discusiones es el cisexismo, el transodio y la ignorancia, incluso si no hay personas travestis, trans o no binarias implicadas. Nunca falta oportunidad para vedar a las personas trans de la actividad deportiva, incluso aunque no estén participando de ella.

*Gaita Nihil es trans, gestor cultural, poeta y editor editorial. Practicante y docente de kickboxing y preparador físico especializado en deporte de combate. Milita a favor de los derechos humanos, del acceso al arte, la cultura y al deporte de las personas LGTB+.

:::Revista Citrica:::

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